La atropellada detención del rapero Pablo Rivadulla Duro, conocido como Pablo Hasél en España, ha despertado una polémica discusión sobre la libertad de expresión en Europa y un cúmulo de manifestaciones, en todo el territorio español, encabezado por jóvenes hartos de su situación actual.
Pablo Hasél fue detenido en Cataluña por supuestamente enaltecer el “terrorismo” e injurias a la corona española en las letras de sus canciones y en al menos 64 de sus publicaciones en redes sociales. Luego de que el tiempo para su entrega voluntaria acabara el pasado fin se semana, Hasél se atrincheró en la Universidad de Lleida protegido por un grupo de seguidores que poco pudo hacer ante el operativo que desplegó la Policía. Al final, el rapero fue detenido y llevado a prisión para enfrentar los cargos imputados por la Audiencia Nacional.
Las autoridades españolas determinaron que tanto sus letras como sus comentarios en redes sociales incitan a las personas a realizar actos terroristas y a utilizar la violencia, lo que se conoce como apología del delito. Sin embargo, de los cinco ministros que dictaron la sentencia, dos votaron en contra de su ingreso a prisión, ya que consideraban que sus fuertes críticas a la corona y al gobierno español estaban amparadas por la libertad de expresión.
Aquí es donde comenzó el debate sobre los límites de la libertad de expresión en toda España. En las letras del cantante español y en sus comentarios en redes sociales se habla sobre la desigualdad entre ricos y pobres, la falta de oportunidades laborales para los jóvenes en España y de cómo la corona española se ha visto envuelta en actos de corrupción como la más reciente investigación de lavado de dinero al rey emérito Juan Carlos I. Pablo Rivadulla se define como una persona en pro del comunismo y hace mención a organizaciones radicales de izquierda que se han visto envueltas en actos de violencia.
Por un lado, hay quienes defienden la libertad de expresión sin enjuiciar los comentarios satíricos, siempre y cuando no inciten a la violencia; por otro, hay quienes descalifican las fuertes críticas del rapero hacia la corona española, una institución “respetada” por gran parte del pueblo español. Hasél ya había enfrentado a las autoridades españolas en 2014, pero esta vez su ingreso a prisión fue inminente.
Tras su arresto, decenas de personas han salido a las calles en medio de la tercera ola de contagios de Covid-19 para protestar por la detención del rapero. La indignación no sólo se ha centrado en la defensa de la libertad de expresión y el apoyo al cantante, también ha desvelado la inconformidad de la juventud española que vive un momento complicado, lo que se ha definido como la generación más preparada académicamente y la menos autosuficiente económicamente.
Periodistas, músicos, directores de cine y más personas del medio artístico se han unido a las protestas que no han cesado desde la detención de Hasél y este hecho podría modificar las leyes en España para redefinir los límites de la libertad de expresión, la cual debe estar por encima de la intocable monarquía.