La Organización Mundial de la Salud declaró este fin de semana a la viruela del mono como emergencia de salud pública internacional, la segunda en dos años desde le llegada del Covid-19.
Las mismas indicaciones regresan. Distanciamiento social, uso de cubrebocas, aislamiento en caso de contagio, lavarse las manos constantemente con agua y jabón, taparse la boca al estornudar y toser y estar pendientes de los síntomas.
Ya son 75 los países en los que se presentan casos confirmados. La rapidez en la transmisión y las diversas formas de contagio de la viruela son lo que preocupa a la OMS. Hasta ahora, España se mantiene como la nación más afectada por casos positivos con 3,500, le sigue Estados Unidos con 3,000, y este país ha doblado sus números de contagio en sólo días y podría convertirse en el epicentro de la enfermedad, según expertos.
Hay una diferencia clave entre el coronavirus y la viruela de mono que mantiene tranquilos a los especialistas y que pone en duda la postura de la OMS, y es que los casos mortales son muy pocos.
Le decisión de la OMS pretende alertar a la población ante un problema real que está creciendo; sin embargo, se aleja de una alerta sanitaria como la pandemia de Covid-19, hasta ahora.
Ponerle freno a este nuevo reto sanitario es responsabilidad de los gobiernos que deben informar a la sociedad, darle seguimiento a los contagios y tener listas las vacunas para cortar la propagación del virus.
Pero también es una responsabilidad social, ya que debemos retomar medidas sanitarias que conocemos para evitar una mayor problemática sanitaria mundial. Si algo nos enseñó la pandemia es que pensar en los demás ayuda a evitar la propagación del virus. Por el momento no hay nada que temer, pero es posible que más enfermedades masivas se presenten como un riesgo sanitario mundial. Debemos estar pendientes y cuidarnos todos.