Tras cuatro días de contener el aliento, finalmente llegaron las buenas noticias de Pensilvania sobre la definición del resultado en las elecciones presidenciales en Estados Unidos: tras superar la cifra clave de 270 votos proyectados en el Colegio Electoral —lo cual deberá confirmarse el 14 de diciembre, cuando ese órgano sea convocado con el único fin de proclamar al ganador—, Joe Biden deberá asumir el 20 de enero de 2021 como el 46º presidente de Estados Unidos.
A pesar de lo cerrado en el resultado de las elecciones en un puñado de estados —lo que daría la impresión de un juego de tenis en que la pelota pegó justo en medio de la red y terminó cayendo del lado correcto, como podría perfectamente haber caído del otro—, en realidad estamos frente a una de las derrotas más ominosas históricamente. La regularidad es que los presidentes de Estados Unidos que buscan su reelección sean reelectos y duren ocho años. Trump se une al selecto, aunque poco apetecible, grupo de 13 presidentes (de los 45 que ha tenido esa nación) que buscaron la reelección y fracasaron. La gran mayoría de los casos sucedieron en el siglo XIX. En los últimos 100 años sólo ha pasado 4 veces: así perdieron Herbert Hoover, en 1932, contra Franklin D. Roosevelt; Gerald Ford, en 1976, contra Jimmy Carter; el mismo Carter, en 1980, contra Ronald Reagan; y George H. W. Bush, en 1992, contra Bill Clinton.
Por cierto, Trump forma también parte de otros dos grupos tan selectos como poco apetecibles: el de aquellos presidentes estadounidenses a quienes se intentó destituir por la vía del impeachment, aunque nunca con éxito (es el cuarto, tras Andrew Johnson, Richard Nixon y Bill Clinton) y el de los que, habiendo ganado la presidencia, lo hicieron sin obtener la mayoría del voto ciudadano de sus compatriotas (sólo 5 veces en la historia, siendo la previa la que terminó perdiendo Al Gore contra George W. Bush en el 2000). Cosas que pensar: aunque la pelota hubiera caído del otro lado de la red en ese puñado de estados, Trump sería el único presidente que perdió el voto popular en ambas elecciones en que se presentó (¿quién es el loser ahora?).
Hace 4 años Trump obtuvo 306 votos electorales por 232 de Hillary Clinton, pero casi 3 millones de votos ciudadanos menos que ella; en esta ocasión, no sólo se voltea el primer número (todo parece indicar que Trump terminará precisamente con 232 contra 306 de Biden), sino que habrá perdido en el voto ciudadano con una diferencia de cerca de 5 millones de sufragios. Se han computado más de 71 millones de votos a su favor, pero Biden obtuvo más de 76 millones. En unas elecciones extraordinariamente participativas (el electorado norteamericano suele ser más bien desidioso y no hay mecanismos coactivos de voto obligatorio), ambos se convierten en los candidatos más votados en la historia de su país… pero hay que considerar el tournout y que 5 millones de diferencia es, sin duda, una cifra contundente. Y, además, Biden obtiene el plus de legitimidad derivado de haber conseguido la mayoría absoluta de los votos ciudadanos: el 50.6%.