Esta serie tan controvertida ha visibilizado dos realidades: que los hombres también son sujetos de acoso sexual y que lo que vivimos en la serie no es, en estricto sentido, acoso sexual, sino una conducta obsesiva. Y empiezo explicando esto último.
El acoso sexual es una conducta que se caracteriza principalmente porque es un ejercicio abusivo del poder que busca satisfacer la libido, causando una afectación a la persona que recibe las conductas. Además, uno de sus elementos principales es la falta de consentimiento. Mientras tanto, las conductas obsesivas tienen otra motivación, las personas experimentan pensamientos recurrentes sobre algo o alguien, los cuales no necesariamente están ligados a una patología psicológica. No obstante, existe el riesgo de que estas obsesiones se conviertan en pensamientos crónicos, y así transformarse en un trastorno obsesivo e interferir significativamente en el día a día de la persona y las personas que le rodeen.
Bebe Reno suma en Martha ambas realidades, con una obsesión de connotación sexual sobre el protagonista, acechándolo y amenazándolo, pero a la vez, construyéndose una relación entre ambos de dependencia. Pero antes de entrar a explicar esta relación, quiero abordar la problemática que cada día viven más los hombres.
El acoso sexual, como se mencionó anteriormente, es un ejercicio abusivo del poder, en el cual el poder ha estado históricamente en manos de los hombres, pero no podemos negar el poder que cada vez tenemos más mujeres. Un ejemplo es que hemos incursionado en espacios que eran exclusivos de hombres, y que esto nos puede llevar a ejercer formas de liderazgo masculino que derivan en abuso de poder. Así que, cuando un hombre recibe conductas de abuso, tal como sucede en la serie, tiende a reservárselas por vergüenza, ya que le han enseñado que él es el dominante y cuando dice que es víctima de acoso sexual, recibe burlas, principalmente de otros hombres, lo cual se agrava si ha sido violado, ya que lo tendrá que vivir en silencio y soledad, convirtiéndose así en víctima de aquello que le dijeron era un privilegio: “el sistema patriarcal”.
El acoso sexual no es una enfermedad ni los violadores están enfermos; son personas conscientes de sus conductas y que optan por abusar de otras por la satisfacción que les reditúa ejercer poder, esto lo vemos muy bien ejemplificado en la serie, cuando a través de promesas de tipo coercitivas, una y otra vez, él es violado.
Quiero cerrar hablando de la dependencia, la cual es una parte central en esta maravillosa serie, todas las personas en mayor o menor medida necesitamos ser reconocidas y, más aún, si tenemos carencias y frustraciones ya sean físicas, intelectuales o de proyecto de vida y si, en este contexto aparece alguien que nos llena de elogios consistentes y exacerbados (lo bien que cantamos, pintamos, tocamos, nos vemos, hablamos o qué buena amiga somos) e incluso inventando su admiración por nosotros, esto nos lleva a depender de esta persona al grado de buscar constantemente sus halagos al precio que sea, es decir, la persona que nos alude lo hace con el fin de lograr que nos sintamos contentos/as con ella y esperando también una recompensa de nuestra parte, que puede ser afecto, alguna preferencia social o ser reconocida como parte de nuestros los logros, esto es algo que vemos como eje en Bebe Reno.
Su final inesperado, rompe con estereotipos de género que siempre han puesto a las mujeres como las únicas obsesivas en una relación.