Con las niñas no, de Vallarta a Ecuador

HABLANDO DE DERECHOS

Jacqueline L'Hoist Tapia
Jacqueline L'Hoist Tapia larazondemexico

Esta semana, al parecer, los tribunales le hicieron justicia a dos niñas que fueron violentadas sexualmente; y es que ellas son minimizadas y muy pocas logran decir lo que les pasó y cuando por fin se atreven se enfrentan, quizá, al más doloroso momento de la denuncia; a las niñas no les creen, como si la “honorabilidad” de las personas estuviera relacionada a su edad, su género o su situación socioeconómica.

Así fue el caso de Vallarta, unos policías se acercan a un auto y observan dentro a un hombre y, en el asiento del copiloto, una niña de aproximadamente 10 años de edad, completamente desnuda, con quien cometía actos sexuales. Luis Alonso “N” fungía como director de Recursos Humanos de la Policía Municipal de Puerto Vallarta y fue arrestado infraganti; sin embargo, el juez Jorge Luis Solís Aranda, con cero perspectivas de género, derechos de la niñez y conocimiento penal, dio los siguientes argumentos para no vincularlo a proceso. Al decir que el bien jurídico ya estaba siendo protegido, pues el sujeto ya tenía otra acusación de abuso de menores y, a su ver, ni modo de acusarlo de nuevo de lo mismo, aunque la víctima fuera otra niña. Y hace una argumentación por demás perturbadora al decir: la niña no sintió placer, entonces no abusó de ella. Ante tal misoginia la pregunta sería ¿y si hubiera sentido placer? Seguro este juez argumentaría consentimiento y tampoco procedería. Afortunadamente se logró revertir tal argumentación, que era violatoria de derechos humanos, y ahora el juez correrá la misma suerte del que quiso defender. Será retirado del cargo, será investigado y, esperamos, sentenciado.

El otro caso sucede en Ecuador, la Corte Interamericana de Derechos Humanos resolvió y sentencio que este país es responsable por la violencia sexual ejercida en contra de una adolescente de 14 años en el sistema educativo. Así fue el caso, ella, al tener problemas con algunas materias, el vicerrector del colegio le ofreció pasarla de año si mantenía relaciones sexuales con él y así se lo cobró por más de un año; el colegio, aunque conocía de la situación, prefirió callar y ser cómplice. El 12 de diciembre de 2001 la madre es citada en la escuela, ese mismo día la niña les cuenta todo a sus compañeras e injiere pastillas con fósforo blanco, es llevada a la enfermería de la escuela donde en vez de tratarla médicamente la pusieron a rezar, al día siguiente muere en el hospital a donde la madre la llevó en un taxi cuando le comunicaron los hechos. El agresor también fue liberado de los delitos que presentaron en su contra de acoso sexual, violación e instigación al suicidio, pues él se fuga y al paso del tiempo la justicia le permitió argumentar que ya habían prescrito.

El calvario para el acceso a la justicia es terrible y más aún si eres una niña. En México, según el informe de 2019 de Conavim, nueve de cada 10 casos de abuso sexual son mujeres y 40 por ciento tiene menos de 15 años. #ConLasNiñasNo.

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