Sin duda un paso para adelante ha sido la noticia que se hizo pública de una carta firmada por el Papa, aclarando una serie de dudas realizadas por un cardenal sobre si las personas transexuales pueden ser bautizadas y si pueden ser padrinas o padrinos.
Para sorpresa de muchas personas, la respuesta del Vaticano resultó positiva, lo cual hace resurgir la discusión que nunca acaba sobre la compatibilidad entre los derechos de la comunidad LGBTTTIQ+ y las religiones, sobre todo la católica.
Como ya se ha estudiado y dicho numerosas veces, no necesariamente son los textos sagrados los que atentan contra la libertad y los derechos de las personas, sino que es la interpretación de ellos, la que puede contener sesgos y la interpretación que está haciendo el máximo representante del Vaticano hoy día, es que en la Iglesia hay espacio para todas las personas, lo que representa un movimiento importante de la cúpula del catolicismo y en concreto un logro de la comunidad LGBTTTIQ+. A pesar de esta determinación en favor de la inclusión promovida por el papa Francisco, aún hay cuestiones que reflejan cierta resistencia, como las condiciones que se establecieron para recibir estos sacramentos.
Y dos pasos para atrás los crímenes de odio, y es que de poco sirven los avances y los acuerdos de escritorio si no hay un cambio social de inclusión y respeto. Hoy más que nunca queda clara la importancia de otorgar protección y reconocimiento a la comunidad LGBTTTIQ+, ya que ante la reciente y repentina muerte de le magistrade Ociel Baena y de su pareja Dorian Herrera, que sacudió al país entero esta semana, surgen sentimientos de rabia, frustración, duda y desconfianza por la falta de esclarecimiento. Este suceso es un reflejo más de la violencia que viven las personas trans, gays y no binarias. Desde la poca información que hay sobre el caso, hasta los comentarios homofóbicos y transfóbicos que circulan en redes aun después de su muerte, está claro que hay un largo camino por recorrer, pero todos los esfuerzos suman. Aún no hay una postura fija por parte de la Fiscalía de Aguascalientes, sólo hipótesis que apuntan a que no hubo una tercera persona involucrada y que ha sido rechazada por la comunidad, ya que le magistrade estaba bajo protección del Mecanismo de Protección Integral de Personas Defensoras de Derechos Humanos, por haber recibido múltiples amenazas de muerte.
Estamos ante una situación insólita, en la que las personas defensoras de derechos humanos no descansaremos hasta que se haga justicia, al mismo tiempo que recordamos el logro que representó como la primera persona no binaria en ocupar un puesto del Poder Judicial, y la primera persona en América Latina en recibir un pasaporte sin especificación de género mujer/hombre.
Repetirnos una y otra vez los mensajes de odio matan, y nadie merece ser asesinade, ni por ser mujeres, ni por su género, ni por sus preferencias, ni por su tono de piel, ni por religión, porque lo más importante es la libertad del derecho que tenemos de construir nuestra propia personalidad.