Durante el porfiriato existía en la Ciudad de México un restaurante llamado Bugambilia, al cual llegaban las y los fifís de la época, con la condición de ser heterosexuales y cisgénero y por supuesto inimaginable que una persona homosexual o trans pudiera tener acceso, en alusión a ese lugar los homosexuales de la época empezaron a llamar bugas a sus asistentes, nombre que después fue acuñado por la comunidad de la diversidad sexual y género para dirigirse a las personas hetero y cis.
Como sabemos, el pasado martes 17 de mayo se conmemoró el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de la clasificación internacional de enfermedades mentales, 14 años después, la Organización de las Naciones Unidas proclama este día como el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y la Bifobia. Hoy sabemos que no hay nada que curar y que las personas no somos iguales y que las diferencias no son defectos que, al contrario, enriquecen a las sociedades.
A pesar de esta proclamación, en aproximadamente 70 países alrededor del mundo, la homosexualidad sigue siendo penada con cárcel e incluso con castigos físicos, y en 11 países se castiga con pena de muerte.
Es decir, en pleno siglo XXI, la comunidad LGBTIQ+ sigue atravesando constantemente por discriminación y actos violentos que se basan en estereotipos y prejuicios construidos socialmente. Esto quiere decir que, así como estos prejuicios son construidos por la sociedad, también se pueden deconstruir. Un ejemplo claro de discriminación que observamos de manera reiterada hoy en día son todos estos casos donde se les ha negado acceso a personas trans en lugares públicos. A pesar de mostrar un avance en legislación y reconocimiento de derechos, todavía hay un largo camino que recorrer para que estos derechos se lleven a cabo de facto. Es por eso que instituciones como Copred en la Ciudad de México y Conapred a nivel nacional, son tan importantes. Pues a través de su política pública se implementan acciones de prevención y atención.
En México se han registrado 87 crímenes de odio LGBT+ entre mayo de 2020 y abril de 2021. De estos 87 crímenes, 47% han sido contra mujeres trans. Todas estas fobias ocasionan que las personas de la disidencia sexual sufran bullying, insultos y segregación, adicionalmente, los prejuicios en su contra han impedido que dos personas del mismo sexo puedan casarse, que las personas transexuales tengan acceso a procesos fáciles y rápidos para cambio de identidad. Al final del día, la discriminación causa una disminución considerable en la calidad de vida de la persona que lo padece, y en contextos de violencia, como lo vivimos en México, los daños son exacerbados al grado de acabar con la vida de las personas LGBTIQ+.
Es por eso que la invitación es que seamos personas aliadas de la diversidad sexual y de género, que sepamos que no tenemos que ser la causa para defender. Es decir, que seamos Bugas Aliades.