No me acuerdo cuándo fue la última vez que monté una bici; lo que sí recuerdo bien son las noticias de personas accidentadas. En México mueren entre 13 mil y 25 mil personas al año a causa de accidentes viales, así lo dio a conocer la organización La Rodada con Cariño, el pasado mes de agosto.
Sólo en 2019, en la CDMX ocurrieron 717 accidentes fatales. Hace poco a Memo lo atropelló un auto. Maru nos contó lo que significó oír “mamá, me atropellaron”.
Olaf Dickinson, de Cultura Vial, dice que andar en bici es libertad, es movimiento y energía; andar en bici expande horizontes, acerca lugares y personas, vuelve la ciudad más humana. Uno descubre lugares, nos permite ejercer el derecho y disfrute de la ciudad con las ventajas del peatón y la agilidad de un vehículo autopropulsado. Incrementa los niveles de salud porque es un ejercicio más; andar en bicicleta nos hace sonreír. No me crea, úsela.
La Organización Mundial de la Salud reporta que las muertes por incidentes de tránsito son una pandemia y cómo no, si los vehículos automotores cobran aproximadamente la vida de 16 mil personas al año, y dejan alrededor de 800 mil sobrevivientes con heridas permanentes, siendo en México la primera y segunda causa de muerte infantil y juvenil.
Olaf Dickinson explica cómo una bicicleta en la vía pública significa un auto menos en la vía, un apretado menos y un lugar más disponible en el transporte público. Y es que la bicicleta es el transporte más eficiente para recorridos de hasta 10 km y, de acuerdo a la encuesta origen destino 2017, en la Zona Metropolitana del Valle de México se mueven al día 15.62 millones de personas, de las cuales cerca de 340 mil lo hacen en bicicleta, 10.2 millones lo hacen caminando y 7.9 millones lo hacen en transporte público.
Aunque las bicicletas son la gran alternativa en la movilidad para muchas personas, lo cierto es que ser peatón es lo que todas y todos somos en algún momento, más allá del transporte que usemos y es, sin duda, quien debe gozar del mayor privilegio; y bajo cualquier circunstancia las y los conductores de cualquier tipo de vehículo deben protegerlo y darle prioridad.
Para andar en este transporte se necesita básicamente una bici, pero para andar seguras, las personas ciclistas urbanas necesitan un poco más que eso, como una infraestructura que les proteja del mayor elemento de riesgo que tienen, el automóvil y la velocidad que ejerce, por eso la importancia de tener un espacio confinado que brinde protección al separar al ciclista del automovilista.
Las bicis han sido las grandes aliadas de la movilidad durante la pandemia; desplazarse en ellas permite la sana distancia además de mantenerse haciendo un ejercicio. A raíz de esta situación, en la CDMX se implementaron de manera temporal las “ciclovías emergentes”, dándoles un espacio que antes estaba destinado sólo a los vehículos automotores. Éste, sin duda, fue un paso importante; ahora su permanencia será el inicio para el cambio de cultura, haciendo ciudades incluyentes, espacios amables y ciudades más humanas.