Javier Solórzano Zinser

El 3er lugar es de los atletas

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Santiago de Chile.- La delegación mexicana obtuvo un muy meritorio tercer lugar en los Juegos Panamericanos, es la mejor actuación en la historia de los juegos.

No hay milagro, hay trabajo. Las y los deportistas han tenido una buena preparación, lo cual mucho tiene que ver con lo que hacen por su cuenta. Lo que hacen las autoridades, además de pelearse entre ellas, es poner entrenadores, a los cuales a menudo no les pagan, instalaciones y mantener a los atletas. En este sentido, Conade cumple su función en tanto que el COM tiene sus instalaciones cerradas y, por lo que se sabe, tratándolas de vender. 

La titular de Conade se la ha pasado en medio de líos. Algunos provocados por ella y otros por la grilla deportiva, la cual tiene en algunas federaciones centros de poder enquistado. 

Hay presidentes de federaciones denunciados, otros estuvieron en la cárcel por corrupción, pero resulta que salieron y siguen al frente de su federación. Otros más están siendo acusados de haber alterado documentos oficiales. Un galimatías al que cuando se le quiere meter mano se le van encima a quien lo quiera hacer. 

A esto sumémosle que el Gobierno le ha quitado presupuesto al deporte por aquello del austericidio. 

Se va a venir otro lío, porque la titular de Conade propuso que los premios en efectivo ganados por las y los atletas sean donados a Acapulco sin haberles consultado. 

Las y los deportistas ya contaban con el reconocimiento para lo que quieran y manden, lo cual pasa por sus necesidades. Es contradictorio que mientras el Gobierno está hecho bolas con la ayuda al muy urgido Acapulco, se proponga que el dinero ganado por los deportistas se sume a la necesaria causa sin preguntarles. 

Deportivamente el balance es bueno y alentador. México está cumpliendo un interesante ciclo deportivo. Hace pocos meses en El Salvador fue primer lugar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe y ahora en Chile se alcanzó un muy buen tercer lugar. 

Hay que considerar que EU y Canadá no participaron con lo mejor que tienen, porque están enfilando todas sus baterías a los Juegos Olímpicos de París. A EU con lo que trajo le fue más que suficiente una vez más, en tanto que Canadá se fue hasta el cuarto lugar.   

Lo que es definitivo es que hay que ir viendo con distancia París. Es otro el nivel y a pesar de que muchos de los deportistas nacionales mejorarán su nivel, van a estar lejos, en la mayoría de los casos, del medallero. 

No necesariamente detrás de la actuación en Chile está una política deportiva de Estado que permite el desarrollo de las y los atletas. En la gran mayoría de las victorias está el esfuerzo y el trabajo cotidiano de los atletas y el de sus familias, quienes hacen materialmente milagros para acompañar y apoyar a sus hijos en sus sueños y a veces en sus pesadillas. 

No cabe que las autoridades se pongan medallas que no les corresponden. En lugar de que entre Conade y el COM exista una comunicación fluida cada quien se va por su lado en medio de grillas de poder insostenibles. Los que invariablemente quedan a la mitad del camino son las y los deportistas a los cuales, en muchos casos, los obligan a una absurda lealtad y, en ocasiones, bajo condicionamientos. 

Lo importante de lo que se vivió en Santiago de Chile es que van surgiendo nuevas generaciones que le andan cambiando la cara al deporte nacional. Nuestro país tiene a varios atletas de alto nivel que ya son una realidad y que se pueden convertir en referentes de nuevas generaciones. 

Vendrán reconocimientos y loas. El Presidente y las autoridades deben tener claro que quienes alcanzaron el triunfo son las y los atletas y sus familias. 

Se requiere de autocrítica, esa que no se da mucho en estos tiempos. 

RESQUICIOS.

El proceso de organización en Acapulco está en caos. Da la impresión de que el Gobierno no quiere que le acompañen en el proceso. No queda claro si es desconfianza o porque quiere el crédito. Como sea, los afectados son las y los acapulqueños.