Cambia o cambia

QUEBRADERO

JAVIER SOLÓRZANO ZINSER
JAVIER SOLÓRZANO ZINSER larazondemexico

Cuando entremos en otra etapa de la pandemia una de las cosas que habrá que atender es la relación entre los gobiernos estatales y el federal.

Más allá de la distancia que algunos gobernadores han establecido con el Presidente, debido a diferencias ideológicas y políticas, la pandemia ha evidenciado los problemas entre el centro y los estados.

Algunos gobernadores han optado por tratar de llevar una relación de mutuo respeto con el Presidente, pero está siendo evidente que las reglas las establece el tabasqueño y los gobernadores cada vez se sienten más distantes e incluso aislados. De no ser que el Presidente haga una gira que permita al menos conversaciones breves con los gobernadores, no hay indicios de que hasta ahora se reúnan bajo otras condiciones, de no ser que aparezca Gobernación.

Las diferencias se han ido agudizando, porque los gobiernos estatales efectivamente aportan grandes cantidades de dinero a la Federación y ésta cada vez regresa menos. No es un asunto nuevo, llevamos años así lo que sucede es que el “nuevo gobierno” ha ido cambiando las reglas, a lo que se suma que la pandemia ha creado nuevas demandas que no están siendo satisfechas hacia los estados.

Los gobernadores se la pasan quejándose de que el Presidente no los recibe, algunos aseguran “que no les toma ni una llamada”. Bajo el esquema ideológico de López Obrador cabe la posibilidad de que esto esté pasando. Algunos gobernadores representan para él ese pasado que merece tanta crítica y tantos señalamientos.

A varios los ha de ver “como más de lo mismo” y entre más lejos de ellos mejor. Sin embargo, tarde que temprano va a tener que entrar en terrenos de algo así como nuevos entendimientos. No sólo por una imprescindible civilidad política, sino también porque los gobiernos estatales y municipales están adquiriendo con la pandemia mayor peso y concentración del poder.

Los estados y municipios están en la primera línea de batalla contra el coronavirus. No es casual el crecimiento de la popularidad de algunos gobernadores por la forma en que han enfrentado la pandemia. Los casos del controvertido gobierno de Jalisco, Nuevo León, Michoacán, Guerrero, Yucatán, Tamaulipas, entre otros, tienen que ver con cómo los ciudadanos aprecian las estrategias ante el Covid-19.

Algunos estados se han ido por la libre y no necesariamente siguen los lineamientos del afamado vocero. Estas estrategias están fortaleciendo, por lo menos en el corto plazo, a los gobiernos estatales y municipales lo que puede ser una de las bases de relaciones diferentes con la Federación.

Muchas de las reglas, escritas y no escritas, sobre las cuales se ha basado la vida política entre estados y el gobierno central, están cambiando o están en transición. El Presidente se ha encargado de ello lo que ha producido todo tipo de reacciones, incluso la formación de un grupo de gobernadores para responder a las estrategias presidenciales.

En medio de esto López Obrador sigue jalando la liga. El conmigo o contra mí es una estrategia que pudiera tener como punto de partida agudizar las contradicciones sin importar la polarización que provoque. Sus declaraciones sobre la exigencia de que nos definamos si somos conservadores o liberales no es sólo para los críticos, en el camino inevitablemente alcanza a los gobernadores.

Llegará el debatir sobre la Federación y los estados, el cual por ningún motivo podrá partir del conmigo o contra mí. No se puede gobernar restando o pasando por alto los muchos matices que tiene la política, pero sobre todo los que tiene la vida misma.

RESQUICIOS.

No se pueden desligar las manifestaciones de estos días, sin pasar por alto los hechos concretos que las provocan, de lo vivido hace unos meses, particularmente por las demandantes marchas de las mujeres. El ambiente estaba caldeado, confrontado y polarizado, es probable que con todo y la pandemia todavía entre nosotros estemos regresando a esos días que quedaron sin respuesta.