Las confrontaciones en Morena son de todos los días. No deben sorprender, porque van aparejadas con su dinámica interna con sus broncas y sus debates.
Lo que importa es cómo resuelven sus problemas con las dificultades que derivan de la existencia de grupos confrontados. Lo que sigue siendo un hecho es que cuando no se entienden, quien decide es el Presidente.
En este marco habrá que explicarse la ausencia de los secretarios de Estado invitados por Ricardo Monreal al Senado. La decisión pasó por el inquilino de Palacio Nacional, si no fueron fue porque el Presidente determinó que no fueran por más que a algunos les hayan aparecido “problemas familiares”.
Debe saber Ricardo Monreal que las cosas serán así hasta que tome una determinación sobre su destino en Morena. El Presidente ha hecho a un lado al zacatecano, por más que el senador ofrezca argumentos que en algún sentido López Obrador debería considerar como parte de su ejercicio político.
A Ricardo Monreal le vienen echando encima la maquinaría de Morena desde hace tiempo, porque se ha tomado la determinación de que al Presidente no se le puede decir que no y el que lo hace la paga o la irá pagando.
El tabasqueño no necesita hacer referencia pública alguna al senador como se ha podido ver. El aparato de Morena viene desde hace tiempo trabajando, lo que lleva a que se vea difícil que se pueda sostener bajo las actuales condiciones, algo va a tener que pasar.
El tema tiene mensajes múltiples. El zacatecano ha sido crítico hacia el Presidente, porque sabe que no está en su radar, una pregunta que se hacen en Morena es cuál sería su actitud si fuera formalmente una de las “corcholatas”.
Lo que queda claro es que quien toma una distancia hacia el Presidente, por más sensata y prudente que sea, al interior del partido termina por ser señalado sin pasar por alto que queda fuera de los ánimos del Ejecutivo.
A López Obrador le salen defensores por doquier, quienes en muchos casos hablan en su nombre como si fueran una extensión de él. No vemos que el Presidente necesite de terceros, porque todo lo que quiere hacer o decir lo hace en las mañaneras, tiene tres horas para ello.
Como fuere, es importante detenerse en los planteamientos de Monreal por hacer públicas sus críticas y observaciones a sabiendas de las consecuencias por ejercer la crítica al interior del partido y enfatizar la relevancia de la división de poderes. Es el único en Morena que desde el Legislativo ha manifestado puntos de vista distintos a los del Ejecutivo.
Algunos voceros de ocasión del Presidente le han impugnado a Monreal que se haya “distanciado del tabasqueño”, como si se tuviera que seguir al pie de la letra todo lo que dice y propone el mandatario.
Si algo le ha faltado a Morena es la autocrítica no para poner al Presidente en el centro, sino para ser un factor en la gobernabilidad. López Obrador requiere de su partido en sus propuestas de reformas constitucionales y en el gran reto que será la sucesión presidencial, pero a lo largo de estos años poco o nada se ha reflexionado con el Presidente sobre su gobierno.
En Morena han optado en la gran mayoría de los casos por preguntarse por muy pocas cosas, para tratar de allanarle al Presidente los caminos sin que importe lo que ésta pasa en dichos caminos.
Las habilidades, conocimientos, experiencia y el colmillo le han permitido a Ricardo Monreal sobrevivir. Pelea en el Senado, porque sigue teniendo en algún sentido el control, pero el tiempo se le está acabando a pesar de sus muy atendibles reflexiones sobre la división de poderes.
Está en terrenos del fuego amigo y el Presidente le ha mandado rudos mensajes sin necesidad de abrir la boca.
RESQUICIOS
Este día el Presidente presenta su Cuarto Informe de Gobierno. Llevamos años sin la presencia del Ejecutivo en este tipo de actos. A algunos no los dejaron entrar a San Lázaro y a otros no les interesaba hacerlo, como presumimos es el caso de López Obrador.