El día de la elección

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Javier Solórzano Zinser*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Sin conocer el resultado de la elección hay muchos elementos a resaltar sobre el desarrollo de la jornada electoral.

Un dato de enorme relevancia serán los números sobre participación ciudadana. En recorrido por algunas zonas de la CdMx nos quedamos con la impresión de qué hubo una participación cuantiosa lo que refleja la importancia tienes para la ciudadanía participar en la dinámica del país.

En los últimos años la vida nos ha cambiado. Hemos enfrentado escenarios inéditos en medio de una gobernabilidad que no dejo espacio la crítica.

López Obrador ha terminado por ser el factor en la vida del país en todos los órdenes y también mucho tendrá que ver con la participación ciudadana electoral. Habrá quien esté de acuerdo con él y habrá también quien quiera manifestar a través del voto su oposición a los seis años de su gobierno.

Lo importante de ayer es que con todos los problemas que se hayan podido presentar el INE logró desarrollar, como lo ha venido haciendo desde hace tiempo, un proceso efectivo para organizar las elecciones. La mayoría de las casillas estuvieron abiertas a tiempo y quienes las atendieron, ciudadanos insaculados, hicieron un trabajo excepcional.

No se generaliza pero la violencia no dejo de estar en el proceso. Desde incidentes menores, algunos suspirantes fueron repudiados al momento de llegar a la casilla, hasta hechos de violencia. Al momento de escribir el QUEBRADERO se habían detectado actos violentos en Tijuana, Oaxaca, Puebla, Cuajimalpa, Morelos y cerca de 134 incidentes en la CdMx.

El trabajo de los observadores internacionales ha sido de enorme relevancia. En Veracruz detectaron un acarreo evidente apoyado de los cuerpos policiacos. En Iztapalapa denunciaron la lentitud para votar acusando cierta desorganización. El informe que presentaran este día nos dirá lo que tenemos qué hacer a futuro, servirá para conocer cómo camina nuestra democracia sin pasar por alto los grandes avances que hemos tenido producto fundamentalmente de la ciudadanía.

A lo que habrá que estar también muy atentos es lo que puede pasar en el día siguiente. Triunfos y derrotas podrían alterar los ánimos, lo cual podría provocar hechos violentos como se ha visto desde septiembre pasado.

Un hecho hasta cierto punto inédito es el que una buena cantidad de ciudadanos en todo el país haya vigilado el desarrollo del proceso. Independientemente de filias y fobias se ha ido creando una conciencia ciudadana que lleva a una participación dejando atrás haciendo a un lado el ahí se va y la pasividad.

Los ciudadanos sabemos lo que está en juego. Es la continuidad de un proyecto o es el cambio el cual por cierto no termina por estar del todo claro hacia dónde quiere dirigirse. Sin embargo, las motivaciones ciudadanas para acudir a las urnas pasan por hacerse valer, porque a través del voto se busca decirle a los gobernantes lo que queremos más allá de cual sea el resultado.

Se trata de hacerse valer y de participar en sociedad. Aquellas y aquellos que resulten ganadores tienen ante sí un reto quizá como nunca antes se había tenido en la historia reciente de México. Van a gobernar a ciudadanos cada vez más conscientes y particularmente cada vez menos dejados.

Quien haya ganado la presidencia tendrá que tener en su radar todo esto. Si el triunfo se inclina como todo parece indicar por Claudia Sheinbaum habrá que ver si ciertamente quiere abrirse al diálogo y gobernar para todos.

Otros seis años de confrontaciones va a llevar a problemas sociales difíciles de pronosticar pero de enorme riesgo.

Mañana hablaremos de los resultados.

RESQUICIOS.

Nuestra experiencia en la votación fue francamente amable. Los ciudadanos encargados de las casillas hicieron un trabajo pulcro y para todo tenían respuesta y atención. La elección la hacemos los ciudadanos, da la impresión de que los partidos no con conscientes de ello, viven en el “yoismo”.

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