Javier Solórzano Zinser

Quien expone se expone

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Estamos entrando en una espiral de la cual no hay camino de regreso. Nos referimos a la guerra sucia en tiempos en que se la pasan violando la ley electoral.

A pesar de las evidencias de que cualquiera de las 3 de las 4 corcholatas en el tiempo presente podrían ganar las elecciones presidenciales, es claro que los movimientos que se han dado en los últimos días están llevando a escenarios que no estaban contemplados.

El Presidente ha estado saliendo al paso estos días, porque además de que está en su naturaleza no dejar pasar ningún asunto que tenga que ver con él de manera directa o indirecta, es probable que se vaya percatando de que el camino podría ser diferente de como originalmente lo concibió.

A pesar de su popularidad, muchos elementos que se vienen no están en su ámbito de acción, lo rebasan y se juegan en otras ventanillas en las cuales podrá tratar de influir, pero paulatinamente dejará de ser el actor central lo que llevará a que las corcholatas se rasquen con sus propias uñas. En el futuro por venir una cosa es ser corcholata del Presidente y otra ir por la libre.

El desgaste del gobierno inevitablemente va apareciendo. Por más popularidad que tenga López Obrador hay evidencias de que en la forma en que están siendo evaluadas algunas áreas de su gestión va prevaleciendo una forma negativa de las cosas por parte de los ciudadanos.

En seguridad no se ha avanzado. En las últimas semanas se han recrudecido los problemas, los cuales ya no alcanzan a ser resueltos con la narrativa mañanera.

Algo importante para la oposición estos días es que las corcholatas están expuestas y que en muchos casos van perdiendo la fuerza que de manera directa les otorga el Presidente, empiezan a ir por su cuenta. El proceso los ha obligado a mostrarse tal cual son, lo cual tiene su lado positivo en la medida en que reaccionan como entes propios y ya no dependientes del Presidente.

Sin embargo, está la otra cara en donde vamos conociéndolos como realmente son. No les gusta que les pregunten sobre ciertos temas, se les va viendo perder la paciencia y no necesariamente pueden ya acudir al Presidente en todos sus discursos y momentos complicados para tratar con ello de resolver sus problemas y los cuestionamientos que les hacen.

Se van mostrando tal cual son y en ello se pueden apreciar sus ventajas y virtudes, pero también ya en varios momentos han mostrado reacciones que han merecido críticas, sin perder de vista que las redes se encargan del resto.

La cobertura que se ha hecho en medios y redes ha sido propia del desarrollo de una campaña electoral. Las corcholatas aparecen invariablemente en lugares preponderantes de diarios y noticiarios, y los equipos de campaña se encargan del resto en las redes. Si alguien los puede eclipsar es el Presidente, porque sigue teniendo el control de la agenda y además responde a menudo de tal manera que provoca nuevas reacciones sin importar para el propio Gobierno que sus respuestas en muchas ocasiones sean cuestionables.

No vemos todavía en la construcción de estos escenarios que esté cambiando la percepción ciudadana. La oposición está muy lejos de ciertos sectores que hoy están en definitiva con el Presidente de una manera contundente y en muchas ocasiones viéndolo como un personaje intocable.

Es cierto que se movieron las cosas, pero quizá esto está repercutiendo en pequeños sectores del país.

Lo que ya va quedando claro es que cada vez vamos viendo a las corcholatas tal cual son, no hay de otra que el que expone se expone.

RESQUICIOS.

A la demanda de justicia por el asesinato de dos sacerdotes jesuitas, ahora se suma el encono manifiesto del padre Goyo de Apatzingán, para quien Michoacán es gobernado por el crimen organizado. A esto se suma lo expresado por el obispo de San Cristóbal de las Casas ante la violencia en el estado. Son reacciones de una Iglesia dolida y afectada lo que no tiene que ver con su “relación con los ricos”.