La realización de los foros sobre la reforma al Poder Judicial es de la mayor importancia. No hay duda de ello, el problema no está precisamente en que se lleven a cabo, sino si realmente van a ser considerados por la mayoría.
Es muy probable que no le haya quedado de otra al Presidente que aceptarlos. En varias ocasiones había dicho que el tema estaba discutido, siendo que estaba y está muy lejos de ello. Quedó la impresión que terminó por aceptarlos más que por convicción, por un gesto a la futura Presidenta, quien fue la que lanzó la idea de los debates.
Las dudas que existen sobre la posibilidad de que los foros sean una simulación siguen estando entre los especialistas y la oposición. Lo más sensato sería, más que posponer los foros, darles tiempo suficiente para que puedan ser la base de un proyecto que, si bien estaría al final definido por la mayoría, podría tener en muchas de sus partes consensos que los fortalecerían y sobre todo les darían una viabilidad con base en las opiniones de expertos.
Por lo visto el jueves pasado, todo apunta a que se escuchará a quien tenga algo que decir, lo que no significa que se vaya a cambiar la idea del proyecto original. La ministra Batres se dedicó a la arenga política sin ofrecer alternativas reales, en medio de los aplausos y vivas de a quien ahora la llaman desmedidamente la “ministra del pueblo”.
Cerró el foro, metiéndolo por la puerta de atrás, el exministro hoy muy morenista Arturo Zaldívar. Según la información, no estaba en la lista original, quien debía cerrar el foro era María Emilia Molina, presidenta de la Asociación Mexicana de Juzgadoras. En X consignó que “la voz de las mujeres incomoda y es sistemáticamente silenciada… mi participación era la última del orden del día. No sólo se altera el orden, sino que no se me permitió participar. Sin embargo nunca nos han callado, ni lo harán”.
El colmo de las cosas fue que quien le sustituyó fue el exministro, quien hace no mucho tiempo apelaba exactamente a lo contrario a lo cual hoy defiende, presumimos, interesadamente. Zaldívar se ha convertido en un cúmulo de contradicciones y una mala cara para defender la reforma al Poder Judicial.
Se queja de todo aquello que estuvo en sus manos transformar o denunciar y hoy de manera, hasta cierto punto cínica, plantea exactamente elementos y críticas a asuntos de los cuales defendió mientras, todo indica, le era conveniente defender.
Si éste va a ser el nivel del debate, estamos en problemas serios. Pueden ser criticables los planteamientos que hicieron los ministros. Sin embargo, pusieron por delante razones y elementos para fortalecer el debate, y sobre, todo ofrecer salidas para la instrumentación de las reformas. Lo más complicado que se va a enfrentar va a ser cómo organizar el Poder Judicial y qué hacer con la gran cantidad de personas que pertenecen a él; como se dijo en el foro, no pueden ser sustituidas de la noche a la mañana y menos aún por personal no experto en el tema.
En el foro quedó muy claro que de la reforma, el tema sigue siendo el cómo y hacia dónde. Los participantes en el foro, en la gran mayoría de los casos, partían de que seguramente las cosas van a terminar en función de lo que quiere el Presidente.
A pesar de que no le toca a la actual Legislatura, su gestión termina el 31 de agosto, lo que quieren a marchas forzadas es preparar el terreno para que en septiembre, si no es que en los primeros días del mes, se esté aprobando la reforma.
Con la reforma al Poder Judicial se está jugando el destino-país. En medio de esto no se vale aquello de ‘a poco creen que ser requiere ser doctor en derecho para saber lo que es la justicia’ y menos llamar a debatir con los hechos consumados.
RESQUICIOS.
Si Carlos Loret no está siendo investigado por la UIF, por qué tardaron en negarlo esperando a que pasara el tiempo. Si es cierto lo que se publicó el sábado, pareciera que están en la mira otros colegas, lamentable, riesgoso e inadmisible.