Al gobernador de Tamaulipas no le basta con plantear que hay una persecución política en su contra.
Por más que se haya enfrentado al Presidente y que haya quedado la impresión de que no le gustó ni tantito el lance al tabasqueño, existen elementos, no de ahora, que lo colocan en un entredicho.
Sobre Cabeza de Vaca no sólo penden las acusaciones de la Fiscalía, también ha sido involucrado en el caso Lozoya, asunto que sigue siendo un enigma sin quedar claro ni dónde está el privilegiado detenido ni qué está pasando con todas las acusaciones que se presume viene haciendo; pareciera que el caso se les está cayendo.
No pasa por alto la abierta confrontación entre un grupo de gobernadores y el mandatario. Uno de los ejes está en la desigual relación entre la Federación y los estados de tiempo atrás, la cual se ha agudizado. De aquí viene el porqué 10 gobernadores salieron de la Conago para crear su propia asociación; Cabeza de Vaca es uno de los grandes animadores del proceso.
Dentro de los innumerables escenarios bajo los que vivimos, no se puede soslayar la gran cantidad de interpretaciones que pudieran estar detrás de la acusación contra Cabeza de Vaca. El propio gobernador ha insistido en ello, partiendo de que hay una persecución en su contra; recordemos que se lo hizo saber de manera directa al Presidente en Ciudad Victoria.
Algunos elementos se han sumado a los terrenos de la especulación. Uno de ellos tiene que ver con la presencia del fiscal en la mañanera, lo cual provocó dudas y preguntas sobre su presencia en el espacio fundamental de la gobernabilidad del Presidente partiendo que la función primera de las mañaneras, a decir del propio Presidente, es hablar de los asuntos del gobierno, sin pasar por alto el toma y daca que desde ahí se revienta cotidianamente.
El fiscal bien pudo informar del caso Cabeza de Vaca en su espacio para conservar las formas propias de una FGR, la cual no solamente presumimos como autónoma, sino que legalmente así está establecido. No fue un buen indicador participar en la mañanera, sin que por ello se soslayen las serias acusaciones contra el gobernador de Tamaulipas.
Lo que viene es un largo proceso, el cual pasa por la Cámara de Diputados, por el Congreso local y, sobre todo, por las instancias responsables de la impartición de justicia. Las acusaciones contra el gobernador son particularmente delicadas y tienen que ver con un mal brutalmente endémico en el país y particularmente en Tamaulipas.
El narcotráfico ha sido parte fundamental en la vida de dicho estado lo que ha provocado un deterioro entre sus ciudadanos que los ha llevado a tener que aprender a vivir y convivir entre las violentas batallas por la plaza entre los cárteles de la droga.
El gran componente de todo este asunto está en la FGR. Presumimos que tiene las bases suficientes para poder sustentar su caso tomando en cuenta el tiempo que le ha llevado la investigación, ya se hablaba desde agosto del año pasado de elementos para ese fin, de hecho se interpretó que el confrontativo discurso político del gobernador tenía que ver con ello porque se sabía ya en la mira.
Lo inevitable es que todo lo que estamos viviendo pasa por la política y por las elecciones de este año. Para unos y otros habrá uso político del caso. Unos dirán que lo están atacando para ganar las elecciones y los otros tratarán de evidenciar la corrupción.
Lo cierto es que estamos ante un asunto que independientemente de sus consideraciones políticas se viene hablando de él desde hace tiempo, el gobernador estaba y está en la mira.
RESQUICIOS
Con toda la explicación que el Presidente asegura le dio su esposa sobre el concepto de “Presidente. Rompe el Pacto”, todo indica que el tabasqueño no cambia, sigue viendo las cosas de la misma manera como una moda del extranjero. “Hay que insistir en sensibilizarlo”, nos dijo Rosa Salazar, del Laboratorio de Derechos Humanos.