El inusual, complejo y extraño regreso

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser Foto: larazondemexico

La única opción que tenía la SEP para el regreso a clases es lo que está haciendo desde ayer.

No había para dónde moverse porque los riesgos por la pandemia andan por doquier, cualquier decisión que implique la salida de los estudiantes de sus casas puede ser de graves consecuencias para ellos y sus familias.

El gran problema que se está enfrentando, y que no es nuevo porque igual pasa con la pandemia, es el de las desigualdades sociales.

Las muchas adversidades que se padecen están hoy más que nunca siendo visibles, entre la pandemia y el regreso a clases nos podríamos estar metiendo en una saludable toma de conciencia colectiva sobre las muchas precariedades bajo las que vivimos.

En el caso de la pandemia es evidente que diversas áreas del Sistema de Salud están atrofiadas, lo cual es una de las causas por las que no se ha podido responder del todo a las exigencias sin dejar de reconocer el escenario inédito. A esto se suma el hecho de que el Gobierno ha desarrollado una obsesiva estrategia de austeridad que, a querer o no, le ha pegado al Sistema de Salud.

Lo que ha hecho diferentes las cosas ha sido y es, sin la menor duda, el personal de los hospitales. Hay que reconocerlos como héroes por el sacrificio personal y familiar que han venido haciendo, lo que confirma su vocación y más tomando en cuenta las condiciones bajo las cuales trabajan.

En el área educativa hemos conocido también actos de compromiso y solidaridad. Es admirable y esperanzador la vocación e ingenio con la forma como han venido trabajando muchos maestros en zonas del país particularmente difíciles.

El problema que tenemos es que cuando se suspendieron las clases presenciales hace algunos meses se presuponía que sería sólo por un tiempo, pero ahora estamos ante el gran reto de asumir, de antemano, que las clases virtuales van a durar al menos hasta diciembre.

Una estrategia que depende en su instrumentación de la televisión, Internet y en general de las redes sociales, coloca en automático a un buen número de familias ajenas al desarrollo del proceso. Para muchos padres de familia es materialmente imposible acceder a estos medios para el desarrollo escolar de sus hijos.

A diferencia de otros regresos a clases el actual va a requerir de tiempo para poder asentarse, va a ser importante la paciencia y que los canales de comunicación de la SEP, en todas sus áreas, sean efectivos.

Todo lo que se tiene enfrente es inédito y es un reto mayúsculo, pero habrá que reconocer que en la medida de las circunstancias se está empezando a enfrentar positivamente. Una de las ausencias más preocupantes en esta etapa es la de los maestros, su presencia e influencia es clave y fundamental en el proceso educativo; no hay manera de sustituirlos porque su labor, además, es multifactorial.

No solamente llevan a efecto el proceso de enseñanza-aprendizaje, también es estratégico el contacto visual que tienen con sus alumnos, lo que les permite tener elementos para conocer su aprovechamiento, atender sus dudas y, sobre todo, verlos cara a cara.

En las zonas conurbadas y rurales la instrumentación es de enorme complejidad, la razón está en que no se tienen los medios para que los alumnos estudien por televisión y no se debe correr el riesgo de movilizar a los maestros a estas zonas.

La carrera contra el tiempo por parte de la SEP está en ajustar lo más pronto posible las transmisiones de las clases, desde lo técnico pasando por el desarrollo de las clases. También hay que atender que en algunas zonas no se ha entregado todavía todo el material para los estudiantes, sobre todo en áreas rurales y conurbadas.

Si bien la SEP es el eje y responsable del proceso educativo, hoy, como quizás nunca antes, hay una responsabilidad colectiva, veremos cómo nos va a todos.

RESQUICIOS.

Sin el mínimo asomo de autocrítica dice el Presidente que “en buena medida eso nos ha afectado, de los fallecidos, la mayoría ha tenido enfermedades crónicas…”.

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