La oposición no deja la plaza

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Javier Solórzano Zinser*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

No parecieran estar dadas las condiciones para que surgiera un candidat@ inesperado. Podrán aparecer personajes que quieran sus minutos de fama, pero difícilmente alcanzarán una candidatura.

En Morena está muy claro por dónde van las cosas y por dónde quiere el Presidente que vayan. Las corcholatas andan entre nosotros a toda hora y se han convertido en un elemento medular en la información diaria de los medios y de las redes.

En el caso de la oposición da la impresión de que quién esté en la boleta saldrá de los nombres que hoy están sobre la mesa. Lo importante va a ser que el método les dé resultado, porque ante las pocas posibilidades que tienen de triunfo un error en este sentido se cobraría muy caro entre los ciudadanos.

Si de por sí surgieron críticas respecto a las reglas, una acción discrecional, una simulación o algo parecido podrían ser de funestas consecuencias, lo que está visto es que van juntos o les pasará otro tsunami encima. El reto mayor será canalizar la participación ciudadana sin pasar por alto que la militancia de los partidos es todo un enigma.

Las corcholatas y muy pronto la oposición le van a quitar el pleno dominio del poder del discurso al Presidente. Es inevitable, porque en este momento ya estamos en un proceso electoral, sin legalmente estarlo, por lo cual todos los suspirantes se asoman, se hacen ver y son capaces de cualquier cosa con tal de que los ciudadanos les echen un lazo.

Las corcholatas asumen que su primer y único deber en este momento es quedar bien con el Presidente. Es cuestión de hacer un seguimiento de sus discursos y acciones para comprobarlo. Se llevan al Presidente a todos lados, porque les queda claro que la posibilidad, por lo menos por ahora, de ganar las elecciones internas está en buena medida en ello.

Las corcholatas están muy lejos de acercársele en popularidad a López Obrador. En sus campañas va resultando más importante el Presidente que ellos mismos, están tratando a como dé lugar terminar por ser el o la “favorita”.

No es casual la idea de que Claudia Sheinbaum es la “corcholata favorita”. Mientras no cambien los escenarios de manera drástica las cosas seguirán como hasta ahora, la exjefa de Gobierno está en la mente del Presidente por más que asegure que no tiene favorito alguno.

Va a ser interesante lo que va a pasar estos meses. Las corcholatas ya no van a poder tener toda la atención por obvias razones. Quienes han alzado la mano por parte de la oposición merecerán la misma atención de la sociedad y particularmente de los medios, será un principio de equidad que le quitará el foco de atención único a Morena.

Es de esperarse que cuando esto suceda los medios se conviertan de nuevo en el eje de la crítica presidencial, porque adelantamos que se les señalará por darle más importancia a la oposición que a los de Morena o por algo parecido.

La oposición tenía que hacer algo para no permitir que la plaza estuviera únicamente en manos de los morenistas. Las críticas por parte del Presidente y del partido mayoritario sobre lo sucedido ayer eran previsibles, independientemente de ello, la decisión de la oposición les quitó reflectores. Por cierto, no es tan evidente que las reglas de definición de las candidaturas de la oposición sean una copia de las de Morena. Un elemento obvio que hace las cosas diferentes es el peso e influencia del Presidente.

La oposición hizo un interesante movimiento que tendrá que ser probado con los hechos. De lo rescatable está en que no le dejaron la plaza a Morena quien sigue llevando mano.

RESQUICIOS.

El Presidente no quiere un nuevo comisionado en el Inai. Los senadores de Morena se han encargado de ello. Es cierto que hay una gran cantidad de nombramientos pendientes, pero a decir de varios legisladores, éstos podrían ser decididos de manera expedita y dejar de andar con el cuento de que el Inai tiene que hacer fila.

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