Entendiendo que estamos en medio de situaciones profundamente complicadas y riesgosas, no pasemos por alto que se están construyendo los escenarios hacia el 2024.
Podríamos estar ante lo que hemos llamado una transición en la popularidad del Presidente, pero no necesariamente significa que el tabasqueño esté perdiendo su capacidad de maniobra para ejercer el poder.
El Presidente ya empieza a dejar una herencia, la cual está siendo desigual. La gobernabilidad ha pasado en diferentes momentos más por los terrenos del discurso que de los hechos; sin embargo, López Obrador no ha dejado de moverse por la libre, porque no tiene enfrente equilibrios que lo obliguen a recular o a tomar otras decisiones.
Sigue siendo un elemento clave para la gobernabilidad la definitiva ausencia de una oposición que le pueda al menos hacer ruido. La prensa ha merecido una mucho mayor atención, crítica y señalamientos por parte del Gobierno que los partidos de oposición.
Estamos bajo una dinámica en que para el Presidente la oposición tangible es la de los medios y las redes, ellos son los “adversarios”, los “conservadores” y quienes se oponen al Presidente en más de un sentido, son la oposición. Desde la perspectiva presidencial, los partidos han venido jugando un papel secundario a la hora de la gobernabilidad y de la perspectiva del país.
Es probable que a futuro al mandatario le preocupe más lo que hagan los medios y las redes que lo que hagan y decidan los partidos políticos. La composición legislativa y nacional le da a Morena espacios que le permiten tomar muchas decisiones.
Si bien en la elección del año pasado en algunos estados y en la capital se presentaron ciertos reveses para Morena, como fuere el partido tiene en lo general, bajo el proceso democrático, capacidad de maniobra.
En las elecciones de este año se empieza a jugar el futuro. Si de las seis gubernaturas el partido del Presidente triunfa en cinco, los escenarios por venir serán para el Presidente y Morena espacios a modo para enfrentar el 2024.
Las y los gobernadores morenistas presumimos que habrán aprendido algunas lecciones del 2021, en particular en la capital buscarán recuperarla como la tenían en 2018, tarea que no se ve nada fácil.
Si alguien no ha entendido lo que pasa son los partidos de oposición. Están en medio de razonamientos y acciones que los siguen hundiendo. No han aprovechado en lo más mínimo las contradicciones y confusiones del Gobierno y no han sido capaces de cambiar la agenda y crear escenarios alternos. Se han dedicado a señalar y atacar al Presidente como si con eso cambiara las cosas.
López Obrador lo sabe y los deja y por momentos hasta se da el lujo, por decirlo de alguna manera, de provocarlos e incluso amenazarlos. En el PRI, ingenuamente o viviendo en una realidad alterna, presumen que con su presidente actual como candidato a la Presidencia podrían tener alguna posibilidad, como están las cosas no tienen ni posibilidades.
Habrá que ver cuando llegue el momento importante con la Reforma Eléctrica qué termina por hacer el tricolor, podría ganarles el susto y votar exactamente de manera contraria a lo que votaron en el 2013 en medio de vítores y loas a quien era presidente.
El futuro es incierto para todos, incluso para el Presidente. Su gobierno está entrando en los terrenos de los balances y no necesariamente arroja buenos resultados; pronto tendrá una gran prueba cuando empiecen los balances sobre la pandemia.
La oposición está perdida en el peor momento y el Gobierno no anda en sus mejores días; en eso andamos.
RESQUICIOS
En la medida en que crezca la resistencia ucraniana ante la invasión rusa crecerá el número de muertos, heridos, damnificados y refugiados. Ucrania está defendiendo hasta el último espacio de su territorio, las cosas se van a poner peores. Parafraseando a Antonio Gramsci, el viejo mundo no se ha ido, el nuevo no ha llegado y mientras aparecen los fantasmas.