A lo sucedido en San José de Gracia, Michoacán, le urge una investigación inmediata antes de que los escenarios sigan siendo manipulados.
Se encontraron en la escena del crimen cartuchos percutidos de armas de fuego calibres .9mm, 7.72, 5.56 y 45 mm, lo que muestra que quienes perpetraron el crimen estaban abiertamente armados y sabían bien a lo que iban y lo que querían encontrar.
La Fiscalía del estado aseguró que la calle Reforma, donde presuntamente se masacró a 17 personas que estaban en un velorio, fue lavada antes de la llegada de las autoridades y que fueron encontrados restos de masa encefálica sobre ella. En los primeros videos se ve claramente a dos personas en el piso probablemente muertas.
Otro hecho confirmado es que tardaron tres horas en reportar lo sucedido, los hechos se presentaron después de las tres y fue hasta las seis de la tarde cuando fueron notificadas las autoridades. Por lo que se ve fue un acto planeado tanto en su objetivo como en dejar el menor número de huellas.
Han corrido versiones de toda índole. Hay quienes se preguntan si estamos ante un montaje o una provocación quizá para minimizar lo sucedido. Sin embargo, hay evidencias a través de videos de vecinos en los que se aprecia un número no determinado de personas en una camioneta apiladas.
Lo más importante es investigar a profundidad y no caer en el lugar común de que las cosas adquieren más o menos importancia en función de quienes presumiblemente fueron masacrados.
En medio de la “normalización” ante la violencia en que hemos caído no podemos minimizar los hechos por más que detrás de ello esté una confrontación entre bandas delincuenciales. Desde donde se vea, son hechos violentos que vienen a ser parte de la dinámica en la que el país ha entrado desde hace más de 10 años en donde la violencia, en algunos casos claramente identificada, se ha apoderado de nuestras vidas.
El hecho de que no aparezcan las presuntas víctimas no significa que se deban plantear cuestionamientos como si las cosas no hubieran sucedido o se diga que es una puesta en escena.
Hemos visto durante los últimos años cómo los agresores se llevan a las víctimas para mandar un mensaje más a las bandas y a los familiares de los asesinados; no sólo se trata de matarlos. Se llevan los muertos y heridos como un mensaje que busca dejar en claro los motivos de sus actos, se trata de llevar las cosas a los extremos y además dejar testimonio de todo ello.
Las autoridades tienen que actuar de manera inmediata. Dejar pasar el tiempo es permitir que los escenarios del crimen sean manipulados, como de hecho ya se hizo. En la estrategia de la brutal masacre seguramente también se contempló intimidar a los vecinos en pleno domingo y muy probablemente por ello nadie se atrevió a reportar lo que estaba ante sus ojos.
Como fuere, por más que por ahí surjan teorías sobre un complot o algo parecido, lo que todo indica es que lo que pasó forma parte de una dinámica en el país y que desde donde se vea es posible que 17 personas pudieran haber sido masacradas, las hayan subido a una camioneta apiladas, unos encima de otros, para llevárselos a rematarlos y enterrarlos en fosas clandestinas; es algo que para el país que somos lamentablemente es posible y ha sido real en diversas ocasiones.
En la medida en que avanza la violencia, avanza el proceso de descomposición social. Esto ya es uno de los grandes problemas que enfrentamos y que heredamos y vamos a heredar.
De una manera u otra se ha ido “normalizando” la violencia, y todo lo que pasa por más brutal que sea nos parecerá posible sea cierto o no.
RESQUICIOS
Se ha concentrado gravemente la violencia en 5 estados en que Morena triunfó en el pasado proceso electoral. Algo está pasando que va evidenciando que los problemas están teniendo más que ver con el presente que con el fustigado pasado. Focos rojos en Colima, Zacatecas, Guerrero, Michoacán y BC.