La CDMX es una especie de joya de la corona políticamente hablando. No es ni más ni menos que ninguna de las ciudades del país, pero al concentrar alta densidad de población y siendo la capital política los ojos del país naturalmente se concentran en ella.
Es centro cultural, educativo y político, es la sede de la Presidencia, el centro del Poder Judicial y el Congreso, lo cual la coloca bajo una dinámica de debate, discusión y observación. La capital es una ciudad atractiva por su oferta gastronómica, deportiva y cultural.
Un factor importante es que al existir una alta oferta educativa la formación de las y los capitalinos es de buen nivel, lo que lleva a una toma de conciencia social que los hace personas activas. Hay muchas críticas en contra de los capitalinos, pero también se reconoce su apertura y que cada vez son más críticos ante situaciones adversas.
Políticamente, fue el punto de partida para que la izquierda avanzara junto con quien a la distancia se confirma es personaje clave para los gobiernos del PRD y Morena, Cuauhtémoc Cárdenas. Con serenidad y visión el ingeniero entendió que lo que se tenía que hacer era construir un partido, a pesar de lo mucho que había por impugnar en 1988, recordemos que pocos años después Cárdenas fue el primer Jefe de Gobierno de la oposición por elección directa.
El mito de que la capital es de la izquierda se ha venido diluyendo. Las y los capitalinos hemos definido lo que queremos para nuestra ciudad desde hace tiempo y hemos encontrado que los gobiernos de izquierda se han ido perdiendo. Lo que pasó en 2021 mostró a una ciudadanía crítica que definió su voto por los resultados de la gobernabilidad.
Al Presidente se le ve preocupado con el destino político-electoral de la ciudad. Estos días ha mandado mensajes en que ha dejado en claro la posibilidad de que la capital deje de ser de lo que llama izquierda. Casi que de un momento a otro, terminó por redefinir a la ciudad como “empanizada” siendo que durante mucho tiempo la ubicó como el bastión y eje de su gobierno y punta de lanza. La ciudad no se ha vuelto conservadora, mantiene sus mismos niveles de visión de colectividad y de sentido político.
De nuevo el Presidente ve en la visión crítica ciudadana una regresión sin preguntarse qué es lo que ha pasado con los gobiernos capitalinos que lleva a los ciudadanos a cambiar sus perspectivas.
Algo le dejó de gustar, quizá porque las y los capitalinos se han venido dando cuenta de que los gobiernos de la llamada “izquierda” se han diluido y han caído en los mismos errores de todo aquello que criticaban del pasado. Es una mirada maniquea en que lo que no es como él quiere e imagina es regresivo.
La ciudadanía les ha venido dando la espalda en diversas alcaldías, porque sus gobiernos se han regodeado en promesas perdiendo de vista a las nuevas generaciones que sin ser “conservadoras o panistas”, como señala el Presidente, son críticas y muestran visiones diferentes de ver las cosas, la vida y la gobernabilidad; en Morena andan con la idea de que se puede ganar una elección sólo con la camiseta, como sucedió en 2021 en que en lugar de ir previniendo los escenarios pensaron que con el tsunami del 2018 les alcanzaba.
Por más que por ahora Clara Brugada tenga ventaja sobre Santiago Taboada, no se vislumbra con claridad que las elecciones de junio la tengan como ganadora, sobre todo si comparamos este proceso con el presidencial; el Frente tiene una oportunidad real en la capital.
López Obrador señala a la ciudad sin ver el motivo por el cual las y los capitalinos andamos viendo hacia otros lados.
RESQUICIOS.
En su nuevo libro Carlos Illades hace una revisión detallada del actual sexenio, bajo el sugerente título de la Revolución Imaginaria. Es un análisis desde la izquierda en que se hace una investigación profunda sobre lo que ha sido el sexenio y antes de él, es ciertamente una “Revolución Imaginaria”.