Javier Solórzano Zinser

*Tertulia en la UdeG

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Javier Solórzano Zinser
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Guadalajara.- No se sabe cuál pueda ser la reacción ciudadana en las elecciones reconociendo lo que dicen las encuestas.

Falta por conocer lo que será el final del sexenio y habrá que ver si despunta o no la oposición. El Presidente tendrá que entregar cuentas más allá de sus obras emblemáticas y con base en ello sabremos cuáles serán los ánimos ciudadanos.

La crítica al Presidente puede revertirse. Si las cosas le son favorables a López Obrador no tendría muchos elementos la oposición para pedir un voto en contra de su partido.

PRI, PAN y PRD son marcas viciadas a los ojos de la sociedad. Es uno de los problemas de Xóchitl Gálvez que le están impidiendo actuar a sus anchas. No tiene manera de hacerse a un lado, debido a que estos partidos son los que le dan el soporte como candidata.

A pesar del paso del tiempo habrá que tener en cuenta que el Presidente ganó la elección con 30 millones de votos y que mucha gente lo sigue de manera vehemente y en muchas ocasiones se le endiosa. Esos 30 millones de votos hoy son menos, pero no quiere decir que el Presidente haya perdido apoyo.

De alguna manera la sociedad mexicana ha cambiado estos cinco años su perspectiva sobre muchas cosas. En algunos procesos electorales se ha visto que se mantiene el apoyo, pero en otros, como fue el caso de la CDMX, los electores optaron por los equilibrios.

López Obrador seguirá siendo el fiel de la balanza con todo y que esté en el ocaso de su sexenio. Sus mañaneras se han convertido en la definición de la agenda y en un ejercicio de comunicación que le ha favorecido estratégicamente.

Solamente ha perdido la agenda cuando se presentan hechos relevantes que lo rebasan, pero de otra manera quizá cerca del 90% de la agenda de estos años ha sido definida por el Presidente.

En muchas ocasiones los medios han terminado rebasados por esta dinámica. La crítica al Presidente ha sido una constante, pero cada vez hay más elementos para ver que se le resbala y que difícilmente se detiene en los temas que le son escabrosos.

López Obrador ha tenido la capacidad comunicativa para saber cambiar de tema cuando la crítica a su persona y a su Gobierno es puntual. En muchas ocasiones ha evadido responder metiéndose en otros asuntos para pasar por alto lo que originalmente se le preguntó. El otro elemento que utiliza regularmente es el afamado “tengo otros datos” que en un buen número de casos no se conocen. A menudo da la impresión de que confía en el olvido colectivo.

La crítica al gobierno debe sustentarse en lo que hace y no hace. Meterse en la rebatinga con López Obrador no lleva a ningún lado, porque no hay una disposición abierta a escuchar y porque si algo busca es mantener su estrategia de atacar y polarizar. Tiene el poder del discurso y lleva cinco años como dueño de la narrativa cotidiana.

Estamos muy lejos todavía de tener claridad respecto al qué hacer en las próximas elecciones con las redes y con la IA. Lo que pasó en anteriores procesos electorales ya está rebasado, porque las nuevas tecnologías y las posibilidades que ofrece, para bien y para mal, la IA va a ser utilizada, como de hecho ya sucede, como instrumento para desacreditar a los adversarios.

Por ahora no queda claro qué van a hacer los jóvenes con su voto. Si bien las elecciones pasan por los ánimos y las emociones, va a ser importante que se informen y que también piensen a profundidad el país que quieren tener.

Hay una aparente definición de las cosas. Pero esto no se acaba hasta que se acaba y recordemos que los gobernantes vienen y van, pero nosotros aquí nos quedamos.

* Algunas de las reflexiones expresadas en diálogo con estudiantes de la UdeG en el majestuoso Paraninfo de la Universidad.

RESQUICIOS.

Hemos escuchado diversas opiniones sobre la decisión que tomó Pedro Kumamoto. Una de ellas pasa por ser una respuesta ante “un gobierno que inhibe y controla instituciones”. Se dice que Morena se unió a Kumamoto y no Kumamoto se unió a Morena.