La calor genera violencia

ELUCIDACIONES

Jorge Camacho&nbsp;<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Jorge Camacho *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Los políticos suelen cometer gazapos cuando atienden a los medios de comunicación. Sobre todo, cuando hacen declaraciones improvisadas, o cuando suponen que el micrófono está cerrado, cuando en realidad está encendido, como le sucedió recientemente a Joe Biden que llamó “estúpido, hijo de perra” a un periodista de la cadena Fox, que le había preguntado por la inflación.

Aun así, pocas veces se ha escuchado algo que puede rayar, para unos, en el despropósito, y para otros, en algo peor, como la declaración que articuló la maestra Abelina López Rodríguez, alcaldesa de Acapulco. “La calor puede ser un factor para la violencia; también una mala alimentación, por ejemplo, si comes más carbohidratos, pues te aceleras”, respondió al ser cuestionada sobre los índices de violencia de la ciudad portuaria.

Entre los 80 municipios turísticos más violentos del país, Acapulco ocupa actualmente el número 12, con 445 homicidios cometidos en el periodo que va de enero a diciembre de 2021. Además, concentra el 37.94 por ciento de los asesinatos que ocurren en Guerrero. La situación es tan trascendente que, en junio del año pasado, la Secretaría de Gobernación comenzó la primera fase de un plan para promover la cultura de la paz y reconstrucción del tejido social en la ciudad.

Pero ahora resulta que la temperatura es el enemigo a batir en la lucha contra la violencia, un enfrentamiento, por cierto, que los acapulqueños tienen perdido de antemano. Porque si ésa es la causa de la violencia en la ciudad guerrerense, lo que sorprende es que no haya más violencia, porque difícilmente hay más calor en otras partes del país.

El apunte de la alcaldesa tendría también un valor antropológico. Porque en sus parámetros, el calor fomenta el robo, el fraude, la extorsión. Es decir, a más calor, más delito. No así el hambre, que parecería una causa más aceptable, para justificar una violencia desbordada. En esa lógica, todo acapulqueño sería potencialmente un criminal debido al calor. Lo cual viene a ser un eximente de culpa, puesto que no hay forma de combatirlo. Uno no sabe cómo valorar esta declaración que se antoja más bien un descargo del delincuente.

Ante semejante comentario, el problema no es tanto el cuestionamiento a su forma de hablar, como señaló cuando ofreció disculpas por las declaraciones, sino a que no se puede obviar que la presidenta municipal tiene un grado de maestra en Derecho Penal. Con un solo comentario, López Rodríguez deroga la jurisprudencia en torno a la libertad y la culpabilidad, para rehabilitar la literatura criminalista de signo determinista del italiano Cesare Lombroso.

Su declaración suena a incompetencia e incapacidad. Frente a la realidad, López Rodríguez opta por el disparate. Impotente para combatir la inseguridad, apela al determinismo como raíz de toda violencia. Quizás lo único que haya que pedirle a la alcaldesa es que piense antes de hablar o que se tome más en serio su cargo.

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