Jorge Camacho

El pueblo sabio

ELUCIDACIONES

Jorge Camacho *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Jorge Camacho 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El ser humano sin duda es un ser societario, es decir, que necesita de la acción con el otro o los otros para poder sobrevivir no sólo como individuo sino como especie, acción que, a su vez, es resultado de la voluntad colectiva del nosotros, en principio con el objeto de sobrevivir, defendernos, procurarnos y mantenernos en unidad.

Por tanto, la voluntad colectiva históricamente siempre ha estado presente en la historia de la humanidad, siempre ha habido, algunas veces subyacentemente y otras en relieve, una voluntad general o colectiva que influye en la historia, es la determinante del estado general de los pueblos, algunas veces armónica y libre, y otras en conflicto y sometida, según su relación con los poderes convencionales o fácticos.

Pero más allá de la condición en que se encuentre la voluntad colectiva, el sentimiento colectivo determina el ritmo y el rumbo de los pueblos, a veces sensato para mantener la paz, y la estabilidad y otras disruptivo o revolucionario para superar situaciones insostenibles de opresión, como sea que fuera, la voluntad colectiva siempre contiene la sabiduría de lo que es mejor para los pueblos, de ahí que ciertamente, como sostiene el Presidente Andrés M. López Obrador, el pueblo es sabio, aunque ha habido momentos en la historia en los que no precisamente la sabiduría sale avante frente a las decisiones impulsadas desde el poder.

A la voluntad colectiva, cuando le toca actuar, siempre lo hace ineludiblemente, sea para resolver un problema de la colonia, para gestionar alguna obra de la comunidad o para elegir a sus representantes y gobernantes, el caso es que la voluntad colectiva siempre actúa guiada por esa sabiduría inmanente que contiene e influida por los valores, los principios, la moral, anhelos y necesidades compartidas, conocimientos, leyes, tradiciones y creencias que le dictan cuándo actuar y cuándo no hacerlo, en las sociedades democráticas esa voluntad se llama soberanía popular y, como dijera José María Morelos, “dimana directamente del pueblo”.

Por lo anterior, para la voluntad colectiva mexicana no es lo mismo actuar en un proceso electoral para elegir al Presidente, como fue en julio del 2018, que en consultas populares impulsadas para decidir, por ejemplo, sobre el aeropuerto internacional de la Ciudad de México, la construcción del Tren Maya o la revocación del mandato del mismo Presidente.

Ir a votar para elegir al Presidente del país se considera una obligación, no así la voluntad colectiva o la sabiduría del pueblo para tratar de engañar al país, y esconder con ella decisiones para hacer creer que un gobernante es democrático y que hace lo que el pueblo sabio dicta.

Para llevar a cabo la consulta de la revocación del mandato se requieren 2.8 millones de firmas de ciudadanos, estas reducidas cifras de las respuestas del pueblo sabio sólo indican que a este pueblo sabio no le ha interesado expresarse.