La realidad imaginada

ELUCIDACIONES

Jorge Camacho<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Jorge Camacho*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Los seres humanos buscamos, de manera constante, la oportunidad de estar bien, de estar mejor y de tener condiciones de vida que nos hagan superarnos y que tratemos de estar un día mejor que el anterior.

Convencer a los ciudadanos que una “realidad imaginada” es posible, puede ser muy retador para cualquiera que aspire a influir en la sociedad.

Las “realidades imaginadas” están presentes en políticas públicas, leyes, símbolos patrios, fronteras, instituciones, y pueden llegar a convertirse en mitos de una cultura.

Esta realidad es algo en lo que todos creen y, mientras la creencia común persista, ejerce una gran fuerza sobre el mundo en el que actúa. En momentos de crisis como el actual, es posible que un amplio porcentaje de la población esté dispuesta a colaborar en construir una realidad que sea más afín a sus sueños, deseos y necesidades, “la capacidad de crearla a partir de palabras permite que un gran número de extraños cooperen de manera efectiva” (Yuval Noah, Sapiens).

Ése sin duda es uno de los objetivos que se deben proponer quienes aspiran a algún cargo de elección popular. Buscar que las personas sean capaces de salir adelante si trabajan para eso.

Y lo que comento viene a cuento porque parece que cada día que pasa, con los problemas que tenemos, con las incidencias que vivimos y las decepciones cotidianas, vamos sumando desesperanza que nos limita.

Hoy vemos a una buena parte de la sociedad muy decepcionada, desgastada y con muy mala calificación a los gobernantes, a los partidos políticos y en general a los políticos. La clase media parece que es la pagana de todos los platos rotos, parece que quieren desaparecerla.

El problema no es de la clase media sino algunas cosas que pasan en diferentes gobiernos y con diferentes actores, hoy la clase media está arrumbada, olvidada, marginada y agraviada.

Las clases medias promueven el desarrollo. Si están deterioradas, la regresión de la sociedad está asegurada. El Gobierno actual ha perdido ya a dos generaciones que habían encontrado en el estudio la única manera de asegurar una mejor sociedad, de tener ciudadanos formados y con criterio; es con el estudio y la formación, con el fortaecimiento de la clase media. Promover el estudio es asegurar generaciones de ciudadanos formados, con criterio propio, dueños de su libertad.

Si queremos un mejor país, necesitamos una clase media amplia con aspiraciones y ambiciones. Con todo, ya sabemos que la clase media es la adversaria de los gobiernos populistas, y que su objetivo es administrar la pobreza convenientemente con fines electorales.

Es buen tiempo para fomentar una “realidad imaginada” donde la idea de superación esté por encima del conformismo, y es tiempo ya de que quienes aspiran a los espacios de poder se unan con la “realidad imaginada” de millones de mexicanos, que sí queremos un país desarrolado, con trabajos mejor remunerados, donde se reconozcan las capacidades y se fomente la preparación.

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