Jorge Camacho

Es tiempo de tomar rumbo

ELUCIDACIONES

Jorge Camacho*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Jorge Camacho
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Parece que en México estamos en un proceso de destrucción constante de lo que en el tiempo se hizo bien y privilegiando ocurrencias y a muchos que de manera irregular tratan de imponer razones y poder.

Esto sucede en sistemas que están tratando de perpetuarse en el poder. Hacer que se dependa en todo del ejercicio del poder, para dar comienzo a una nueva era con un sistema político opresor de la clase media y represor de la clase trabajadora. Así se pondría fin a un sistema político que, sin ser perfecto, permitió vida y dio oportunidades de prosperidad, educación y desarrollo a quien así se lo proponía.

El paso de lo sucedido en la historia reciente de México, que terminó siendo el momento más corrupto y cínico en la historia, está dando lugar a lo que se da a conocer, por la clase dominante, como la creación del nuevo sistema o la creación de la era de la Cuarta Transformación, que presupone una mejoría en todos los rubros, pero que viene dando pocos resultados y demuestra una necesidad de destrucción de lo que ya habíamos vivido.

Lo que llevamos como país hasta este momento y después de más de tres años de la elección presidencial más votada en la historia de México, da como resultado lo que podemos llamar, un experimento bastante más caro de lo que suponíamos se deba pagar por el cambio ofrecido.

Hoy la pobreza y la pobreza extrema se han incrementado, la corrupción es mayor en muchos rubros descritos por las diferentes investigaciones periodísticas, la clase media se ve cada día más golpeada y la intención de crecimiento de la sociedad enfrenta mayores dificultades.

Vivimos en tiempos de mucha polarización, que de a poco se puede percibir violenta, con cúmulo de información en diferentes frentes que resulta ser falsa, pero que inquieta a la sociedad.

La sociedad pasa tiempos de irremediable incertidumbre y de angustia permanente.

Este puede ser el momento preciso, que como sociedad requerimos para demandar políticos mejor preparados, sin importar de qué filiación procedan, pero que sí demuestren la capacidad que tienen para gobernar. Es tiempo ya de que se trabaje en la construcción de verdaderas políticas públicas pensadas, diseñadas, probadas y ejecutadas por profesionales en cada una de las áreas en que se pretenda el desarrollo.

Es tiempo ya de dejar de improvisar, de ir por las y los más capaces en cada rubro para la implementación de los planteamientos que nos den la oportunidad, como sociedad, de salir de la mediocridad en que estamos inmersos.

Nadie puede negar la buena voluntad del Presidente, ni se le puede reclamar el querer hacer que México salga de la situación lamentable en que está, pero también es claro que no tiene a su lado a los mejores y él debe entender que no es sólo con los más cercanos, los más leales o los mejores ilusionistas con quienes va a poder lograr el México que nos prometió y en el que creyeron muchos.