“Todos abajo”

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Josefina Vázquez Mota*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

“Todos abajo”, es la indicación que daba una maestra de la primaria Mario Silva Cortez en Empalme, Sonora, mientras se escuchaba y se suscitaba una balacera a las afueras de la escuela.

“No se muevan, abajo. Ahorita va a pasar”, es la expresión de la maestra para calmar a sus alumnas y alumnos, quienes se refugian entre las bancas y sus mochilas.

“Tenemos que estar abajo. Silencio porque tenemos que escuchar”, decía mientras se encontraban pecho tierra.

En otro video, se escucha a un menor preguntarle a su mamá: “¿son cohetes?”, a lo que ella responde: “Son cohetes mi niño”; el niño revira: “los cohetes truenan”; ella contesta: “sí, quédate ahí abajo, sentadito”.

En otro video, se aprecia un simulacro de “ataque armado” en la escuela primaria 24 de Febrero en Guaymas, Sonora, tras los hechos de violencia que vive el municipio.

No es la primera vez que vemos imágenes de menores que se resguardan en sus escuelas, ni que escuchamos a una maestra dar la indicación de que permanezcan en el suelo, mientras se suscita una balacera.

Tampoco es la primera vez que leo una nota en donde en las escuelas hacen simulacros para saber qué hacer en caso de que se registre una balacera.

Ya no solamente toman clases de matemáticas, español, educación física, sino también aprenden a refugiarse de la violencia que genera la delincuencia y el crimen organizado.

La falta del Estado de derecho y la nula estrategia de seguridad han llevado a que maestras y maestros creen sus propios protocolos de protección, y por ende, realicen simulacros que les permita salvaguardar la vida de los estudiantes.

Niñas, niños y adolescentes, tirados al piso para protegerse de aquellos que se benefician de los “abrazos, no balazos”.

Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) revelan que entre diciembre de 2018 y mayo de 2022, fueron privados de la vida, de manera violenta, 8 mil 336 niñas, niños y adolescentes, que no alcanzaron la mayoría de edad.

Tan sólo de enero a mayo de este año, 451 infantes han perdido la vida por distintos sucesos violentos, de los cuales se estima que 338 fueron víctimas del fuego cruzado entre grupos criminales.

Mientras la violencia se recrudece a las afueras de las escuelas, en otras, el crimen organizado se introduce a través de “drogas” que hace pasar por dulces; además de reclutar a nuestras niñas, niños y adolescentes.

Nuestra niñez y adolescencia no están seguras ni adentro ni afuera de sus casas, ni de sus escuelas, lamentablemente están y estarán en un riesgo latente, en tanto no haya una verdadera estrategia de seguridad.

De seguir desairando a las policías municipales y estatales, la violencia provocada por la delincuencia y el crimen organizado no cesará, porque no es tema de colores partidistas ni de vencidas, es una situación que requiere del trabajo de los tres niveles de gobierno.

Centralizar el combate a la inseguridad y la violencia hasta ahora no ha dado resultados, de continuar así, se seguirá repitiendo y replicando, en diferentes escuelas del país, la expresión “todos abajo”.

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Julio Trujillo