Desde hace un año, las niñas, niños y adolescentes están esperando ser vacunados contra Covid-19, hasta ahora sólo aquellos con comorbilidades han sido beneficiados.
El anuncio de que se les aplicaría la vacuna Abdala, procedente de Cuba, y no la de Pfizer que está aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha generado rechazo entre los padres de familias, quienes por diversos medios de comunicación han manifestado que no vacunarán a sus hijos debido a que no es la recomendada por médicos, especialistas y científicos.
Actualmente, la vacuna contra el Covi-19 de Pfizer-BioNTech es la única autorizada y aprobada para niños de 5 a 17 años de edad. De acuerdo con la OMS, las niñas, niños y adolescentes necesitan dos dosis (un primer reactivo y el refuerzo).
Con excepción de la Ciudad de México, que ya comenzó la vacunación con Pfizer en menores mayores de 12 años, el resto de los estados siguen en espera.
Es increíble que aún cuando es del conocimiento de las autoridades sanitarias de nuestro país que la vacuna de Pfizer es la indicada y recomendada para aplicar en menores, se haga caso omiso y se opte por un reactivo que no es el que se está aplicando en el mundo a las niñas, niños y adolescentes.
Es reprobable que se ponga por encima de la salud de nuestra niñez, las ideologías o simpatías políticas que se tiene con otros gobiernos, como es el caso de Cuba.
Tampoco se trata de vacunar por vacunar a nuestros menores sólo para cumplir con un procedimiento, pues lo que está en juego es la salud de las niñas, niños y adolescentes.
El plan de inocular con la vacuna Abdala es seguir negándoles su derecho a la salud, pero sobre todo, es demostrar el desprecio y la indiferencia que hay hacia nuestras niñas, niños y adolescentes por parte de este régimen.
Ya lo escuchamos en voz de los niños el pasado 27 de abril, en el pleno del Senado de la República, cuando al tomar la tribuna la niña Adriana Paola Flores pidió que todos los menores del país sean vacunados contra el Covid-19, “porque cuando salimos a las calles tenemos el riesgo de contagiarnos”.
Sin embargo, sus voces no son escuchadas en Palacio Nacional, más bien son ignoradas, dado que sus demandas no son resueltas. Ya lo hemos comprobado con la exigencia de medicamentos para niñas, niños y adolescentes con cáncer.
Mientras que en el mundo más de 30 países han vacunado a los menores con Pfizer, en México nuestra niñez es menospreciada al pretender vacunarla con un reactivo que no cuenta con el respaldo médico ni científico.
La indiferencia por no inocular a nuestra niñez es tal, que aun cuando la pandemia parece no tener fin y se han dado brotes de hepatitis infantil aguda, las autoridades sanitarias en el país siguen sin resolver la vacunación anticovid para nuestras niñas, niños y adolescentes.