“Es hora de morir”, urge atender salud mental

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Josefina Vázquez Mota*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

“Tenemos una puerta en el medio, [el atacante] la abrió. Luego entró, se agachó un poco y dijo ‘es hora de morir’. Cuando disparó, sonó tan fuerte que me lastimó el oído. Cuando vi la bala en el suelo, supe que era real. Y cuando escuché los disparos a través de la puerta, le dije a mi amigo que se escondiera debajo de algo para que no nos encontrara.

Y luego los policías irrumpieron en el salón de clases y él [el atacante] les disparó, así que los policías empezaron a dispararle. Después sólo abrí la cortina y luego simplemente saqué la mano y salí con mi amigo, porque sabía que era la policía cuando vi la armadura y el escudo”, narró a CBS un menor de 9 años, sobreviviente de la masacre en Uvalde, Texas.

Los hechos ocurridos en Texas, y de acuerdo a los especialistas, han demostrado una vez más la importancia de atender la salud mental y emocional de nuestra niñez y adolescencia.

Los ataques perpetrados por estudiantes hacia otros estudiantes son el ejemplo de que los problemas de salud mental no sólo afectan a quienes los padecen, sino que dañan a toda la sociedad.

En México no estamos exentos de hechos como los de Uvalde, hemos vivido situaciones similares en 2017 en Monterrey y, en 2020 en Torreón, en donde los agresores eran alumnos, quienes tras asesinar y herir a sus compañeros y maestras, optaron por quitarse la vida.

Es verdad que la exposición a la violencia que se vive hoy en día y a la facilidad con la que se adquieren las armas tanto en Estados Unidos como en México, aquí de manera ilegal, son factores que llevan a cometer este tipo de hechos; sin embargo, no son los únicos, también lo es la salud mental y emocional.

Basta con observar los indicadores de suicidios en menores de edad para percatarse que la salud mental y emocional está haciendo estragos en nuestras niñas, niños y adolescentes.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2020, año que comenzó la pandemia Covid-19, mil 150 menores de edad decidieron suicidarse, una cifra nunca antes registrada. De ellos, 278 niños y niñas tenían entre 10 y 14 años.

Hablar de salud mental y emocional es un tema del que no se habla suficiente, aun cuando la violencia en las escuelas conocida como bullying, es otro de los factores que ha llevado a los estudiantes a atacar a sus compañeros, o bien, a quitarse la vida. Lo mismo que la violencia intrafamiliar y las adicciones.

La salud mental y emocional de las niñas, niños y adolescentes es algo en el que todos deberíamos de interesarnos, sociedad civil, padres de familia, profesores y el Estado en su conjunto.

No podemos ser sólo espectadores de hechos ocurridos en Uvalde, Texas; en el Colegio Americano del Noroeste, en Monterrey, o en el Colegio Cervantes, de Torreón, tenemos que trabajar en la importancia de atender la salud mental de nuestros menores.

No basta con salir a lamentar las masacres, se necesita de presupuesto y de una estrategia transversal que inhiba a los atacantes, pero, sobre todo, que se les acompañe. Sólo detectando a tiempo las carencias emocionales y mentales se podrán evitar hechos como los de Uvalde.

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