Josefina Vázquez Mota

Médicos pasantes asesinados

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Josefina Vázquez Mota
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En una semana dos médicos pasantes fueron asesinados. Todavía no se cumple un mes de la muerte de los sacerdotes jesuitas, cuando ahora la tragedia es el asesinato de pasantes de medicina.

El asesinato del médico pasante Éric David Andrade es el segundo que se registra contra un médico, en menos de una semana. El lunes pasado fue asesinada Masiel Mexia Medina, médico anestesióloga del IMSS que laboraba en la comunidad de San Juanito, Chihuahua.

En entrevista radiofónica con Ciro Gómez Leyva, el rector de la Universidad Autónoma de Durango, Martín Soriano, comentó que el doctor Éric tenía 24 años, y que recibió ocho impactos de bala en la cabeza.

El rector afirmó que ante este crimen decidieron retirar a todos sus estudiantes de medicina que realizan servicio social, que son alrededor de 300, “hasta que no hayan las condiciones reales para que puedan ejercer su profesión”.

“Aquí los que salen perdiendo son las comunidades alejadas que los atiende. Los jóvenes médicos han pedido seguridad y que se esclarezcan los hechos de este crimen. Nosotros vamos a apoyar las manifestaciones de los jóvenes, que ya no se les obliguen a servicio social en lugares de riesgo donde llegan estas personas y exigen que se les atienda de inmediato y las mujeres son acosadas”, dijo Martín Soriano.

Hace un año en Zacatecas fueron asesinados por hombres armados, mientras trasladaban a un paciente en una ambulancia, el chofer de ésta, Octavio Romero, y el médico pasante Luis Fernando Montes de Oca, quien tenía 24 años y estaba a un año de terminar la carrera.

La Universidad Autónoma de Guadalajara, en donde estudiaba, hizo un llamado a las autoridades sanitarias y de los tres órdenes de gobierno a garantizar la seguridad de los médicos pasantes que realizan su servicio social en plazas de riesgo por la operación de grupos del crimen organizado.

En abril de este año, un médico internista fue asesinado a balazos al interior de la clínica Magisterio, en Piedras Negras, Coahuila. La comunidad médica alzó la voz una vez más, exigiendo seguridad para ellos en el ejercicio de su labor.

Los llamados a brindarles protección a los médicos pasantes se han topado con indiferencia e impunidad. Llamados sin respuesta y tragedias que arrebatan la vida a quienes lo están dando todo a favor de los demás, especialmente, los más pobres.

La deuda histórica que hay con el cuerpo médico y el personal de salud en su conjunto en el país, cada día crece más, no sólo por los salarios inequitativos y, en algunos casos, miserables, sino también, por las jornadas laborales, que en muchas ocasiones son inhumanas, y ahora deben enfrentar también, la inseguridad y las amenazas con las que realizan su trabajo.

Son doctoras y doctores que cumplen con su deber, ejercen su profesión, brindan atención a la población y hacen lo imposible para salvar vidas. Son tiempos en que urge sumarnos para salvaguardarlos no sólo de la muerte, sino también, del maltrato laboral.