Josefina Vázquez Mota

Un suicidio por abuso sexual infantil

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Josefina Vázquez Mota
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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A la memoria de Valentina

Valentina, de 11 años de edad, fue encontrada sin vida el pasado jueves 9 de junio en su casa, cuando la familia se alistaba para salir a la escuela. Los primeros reportes señalaron que la menor se quitó la vida, pero la autopsia confirmó que sufrió abuso sexual, decía la nota en medios de Saltillo, Coahuila.

La información también señalaba que otra alumna de la misma escuela denunció que ambas habían sido víctimas de abuso por parte de un profesor, por lo cual intervino la Fiscalía estatal.

Medios locales indicaron que padres de familia manifestaron que ya no llevarán a sus hijos a esa escuela, dado que el victimario era el subdirector de la primaria federal Urbano Flores, quien fue detenido tras confirmarse que Valentina fue víctima de abuso sexual por parte de éste.

La historia de Valentina por desgracia no es única, en nuestro país tanto el abuso sexual infantil como el suicidio en menores van en aumento. Nuestra infancia y adolescencia están en peligro.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el primer país del mundo en abuso sexual de menores.

De cada mil casos de abuso sexual cometidos contra menores en México, sólo 100 se denuncian y de éstos, el 10% llega ante un juez, y sólo el 1% recibe una sentencia condenatoria, según cifras de la OCDE.

La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) ha señalado que el 90% de los abusos perpetrados contra las niñas y adolescentes se produce en el interior de los hogares, en el entorno familiar y en las escuelas, espacios en donde deberían de estar más seguras y protegidas.

Cada año 5.4 millones de niños, niñas y adolescentes son víctimas de abuso sexual en México. De acuerdo con la organización para la infancia Aldeas Infantiles, seis de cada 10 de estos abusos se producen en casa y en el 60% de los casos el agresor es un familiar o conocido.

El primer paso para prevenir la violencia sexual infantil es rompiendo el silencio, por lo que cerrar los ojos ante esta realidad impide ver los casos de los que se tengan conocimiento.

Es tiempo de romper el silencio, de romper la secrecía. El abuso sexual infantil marca a millones de niñas, niños y adolescentes, y también a sus familias.

Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a vivir una vida libre de violencia, a crecer en un ambiente sano que garantice un desarrollo pleno.

Nuestra niñez y adolescencia siguen siendo violentados sexualmente a veces en la familia, en la escuela, en las iglesias, en centros deportivos, entre otros. Hago un llamado a hacer justicia para Valentina, y para que sean castigados conforme a la ley quienes cometieron el delito. Valentina nunca debió de morir, era una niña.