“Traidores de la patria”

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Josefina Vázquez Mota*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

¿Quién es más traidor de la patria?, les pregunto queridos lectores, ¿el que modifica la Constitución para apoderarse de un país o el que defiende la democracia, las libertades y los derechos de ese país?

Por supuesto que la respuesta es la primera opción, es traidor a la patria aquel que por ambición de poder y avaricia reforma la Constitución para establecerse como único gobernante y para que sus dichos y palabras sean la ley, porque como dicen los autoritarios, “no me vengan con que la ley es la ley”.

“Traidores de la patria”, es el mote y la supuesta razón por la que más de 300 nicaragüenses han sido expuldados de su país y despojados de su nacionalidad, por decreto del autoritario y dictador presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

Ortega le mintió a sus gobernantes al decirles que todas las reformas a la Constitución y a las leyes electorales de ese país, serían para beneficio del pueblo bueno nicaragüense; lo malo es que ese pueblo bueno nicaragüense se conforma de su familia, sus amigos y aplaudidores, y no la mayoría de los que habitan esa nación.

Cambió las reglas del juego no sólo para reelegirse como presidente de Nicaragua las veces que quiera, sino también para que su esposa se convirtiera en vicepresidenta, y entre ellos quede el poder y los recursos públicos de ese país.

Para Daniel Ortega son traidores de la patria todos aquellos que han denunciado los actos autoritarios que ha ejecutado, que no comparten el mismo pensamiento e ideología, que se oponen a su gobierno, que están en contra de vulnerar los derechos humanos y las libertades del pueblo nicaragüense.

Son traidores a la patria los que no hacen lo que el dictador señala, los que no guardan silencio y salen a las calles a manifestarse, los que recriminan que hayan presos políticos, los que exigen elecciones democráticas, los que no simpatizan con su gobierno, los que están en contra de sus reformas.

Hace casi un año, en México el partido en el poder denunció ante la Fiscalía General de la República (FGR), de “traición a la patria” a las y los diputados de oposición por votar en contra de su Reforma Eléctrica.

Hoy, los más de 300 nicaragüenses exiliados saben que no son unos traidores a la patria por estar en contra de un régimen dictatorial y autoritario; tal como los sabemos las y los legisladores, en México, que nos hemos opuesto a reformas sin sentido.

Ya lo dice el escritor nicaragüense Sergio Ramírez a la BBC: “Me entero de la barbarie de que me están quitando la nacionalidad, acusándome de traición a la patria. Eso es un delito que no existe, es un delito rocambolesco. Te pueden despellejar, pero tu país no te lo quitan ni aunque te dejen en carne viva”.

Hoy y siempre me sumaré a las voces que defienden los derechos humanos y las libertades, en esta ocasión a la del presidente de Chile, Gabriel Boric, quien a diferencia del gobierno mexicano ha dejado el silencio y mostrado una postura a favor de la democracia. “No sabe el dictador que la patria se lleva en el corazón y en los actos, y no se priva por decreto. ¡No están solos!”, suscribo al mandatario chileno.

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