Juan José Bremer

México y 75 años de la Unesco

COLUMNA INVITADA

Juan José Bremer *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Juan José Bremer 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La Unesco celebra su 75° aniversario en un mundo enfrentado a viejos retos y nuevos desafíos.

La Organización nació tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, con un noble aliento: sembrar en la mente de mujeres y hombres la semilla de la paz.

Desde un principio, escépticos y pragmáticos calificaron su misión como utópica, sin embargo, la notable cosecha de sus logros es la mejor respuesta y genera confianza en el trabajo del sistema multilateral.

Nuestro país participó destacadamente en su fundación y su segundo director general, el mexicano Jaime Torres Bodet, orientó significativamente sus acciones, colocando la educación y la cultura al servicio de los derechos humanos y de los valores universales.

En la educación, la Unesco privilegió sus primeros esfuerzos en la reconstrucción de escuelas, bibliotecas y museos destruidos por la guerra. En una segunda etapa, se ha centrado en fortalecer los sistemas educativos y la formación de docentes de los países menos desarrollados, a fin de garantizar una educación de calidad a niñas, niños, mujeres y hombres. Los resultados han sido notables especialmente en África, Asia y América Latina. A lo largo de las Conferencias Mundiales de Educación se han creado en diversas latitudes programas curriculares para promover el diálogo intercultural.

La Unesco lideró en los sesenta una campaña de salvamento de valiosos monumentos arqueológicos, que marcó el principio de su programa de conservación del Patrimonio Mundial y el registro de bienes culturales y naturales, asociado al compromiso de los países para su protección y preservación. Hoy existen 1,154 bienes inscritos, de los cuales 35 son mexicanos.

A esta importantísima tarea, se agregaron las convenciones del patrimonio subacuático, del inmaterial y del documental, así como la del combate al tráfico ilícito de bienes culturales.

Hoy, la Organización enfrenta un complejo horizonte. En las últimas tres décadas, el acelerado progreso en tecnología digital, comunicaciones e inteligencia artificial ha transformado profundamente la vida económica, social y cultural. Aunque son múltiples sus beneficios en el campo del conocimiento y la interacción humana, la ambivalencia de estos avances ha abierto nuevas vías de confrontación y polarización. Una globalización económica sin una guía de valores no ha acercado a las culturas y a las razas de la familia humana. La era conectada no ha superado la separatidad.

La Unesco se prepara para estos desafíos, destacando tres líneas de acción.

1.- Se trabaja en una campaña contra la discriminación y el odio racial, que comprenderá educación y diálogo entre las culturas.

2.- Se elaboró una Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial, que contribuirá al diseño de leyes y estrategias nacionales e internacionales en esta materia.

3.- La Unesco ha convocado a todos sus países miembros a una magna conferencia intergubernamental, Mondiacult (México, septiembre 2022), para actualizar las políticas culturales ante las nuevas realidades de nuestro tiempo.

Con estas acciones se inicia un largo y abrupto camino, donde la Unesco continuará su labor de generar una consciencia común de valores compartidos.