Hay una conexión extraña entre México e Islandia: ambos países vivimos en las fronteras de la placa tectónica de América del Norte.
En nuestro caso, la placa colisiona con la de Cocos y provoca que vivamos bajo la amenaza permanente de terremotos; pero es desde Islandia donde surge este movimiento, pues ahí se están separando de la placa Euroasiática, lo que provoca que la tierra sea empujada y, en ese distanciamiento, todo el tiempo hay lava tratando de salir a la superficie, por lo que las erupciones volcánicas están a la orden del día en esta tierra de hielo y fuego.
Poner mi atención en Islandia no es casualidad, pues escribo estas palabras mientras visito el país. Pero detenerse en entender los procesos de diferentes sociedades siempre ofrece la oportunidad de aprender alguna lección valiosa. El contexto de cada sociedad es muy importante para no caer en falsas analogías, pues claramente estamos ante una situación muy particular cuando hablamos de una población casi del mismo tamaño que la de la alcaldía Iztacalco o Miguel Hidalgo viviendo en un territorio similar en dimensiones a Oaxaca o Durango.
Con sus más de 380 mil habitantes distribuidos en 103 mil kilómetros cuadrados, Islandia es un lugar curioso, pues la naturaleza le ha brindado una cantidad desbordante de recursos a una población pequeña que ha tenido que aprender a, de verdad, administrar la abundancia. Y parece que lo ha logrado.
Tal como funciona la economía de manera normal, la desigualdad en Islandia se parece a la de México: medida por el índice de Gini, que es una métrica (imperfecta) de la distribución de la riqueza, Islandia tiene una cifra de 0.37 en una escala de 0 a 1, donde 0 es más igualitaria y 1 es más desigual, mientras que México es de 0.43. Sin embargo, la participación del Estado lo cambia todo, pues después de cobrar impuestos y que el gobierno realiza su trabajo, en Islandia esta cifra cae hasta 0.25, mientras que en México se queda casi igual, en 0.42. Islandia tiene los niveles educativos, de salud y de ingresos más altos de todo el mundo, sólo superada por Noruega y Suiza. También es considerado el país más seguro y es el referente mundial en cuanto a políticas y acciones para la equidad de género.
Sin embargo, esto no siempre fue así. Hace no mucho Islandia era todavía una sociedad rural y con muy poca inclusión. Si algo ha sido clave para cambiar la cara del país ha sido la participación ciudadana para exigirle al gobierno cambios y resultados. En el caso de la lucha feminista, por ejemplo, Islandia fue el primer lugar del mundo donde las mujeres se organizaron para hacer una huelga general, en octubre de 1975, para tomar por asalto la vida pública y 5 años después una de ellas fue electa gobernante. Igualmente, la sociedad islandesa protestó ampliamente durante la crisis de 2008 y fue clave para que el gobierno no rescatara a ninguno de los bancos que, a diferencia de otros lugares, se les dejó quebrar. Siendo pocos en un gran territorio, lo importante no han sido los grandes números, sino las grandes proporciones relativas de las movilizaciones. ¿Qué pasaría si un amplio porcentaje de los habitantes de la Miguel Hidalgo se manifestaran por un problema que les afecta?