La competencia entre Estados Unidos y China avanza en todos los frentes, pero uno de los más preocupantes y que ha dado muestras de haber entrado a una fase de intensificación es la carrera militar. De acuerdo con una investigación realizada por el Financial Times, en agosto el gobierno chino lanzó un cohete supersónico con capacidad nuclear que puede burlar los sistemas de defensa tradicionales de EU y otras naciones aliadas.
En la carrera armamentista de la Guerra Fría, el principal mecanismo de destrucción masiva con el que la Unión Soviética y EU se amenazaron fueron los misiles balísticos intercontinentales, o ICBM, que con un alcance de hasta 12 mil kilómetros podían llegar al territorio del otro. Para llegar a su destino, un misil intercontinental es disparado desde un silo o un submarino y asciende hasta salir de la atmósfera del planeta, en donde alcanza el punto más alto de su trayectoria parabólica y comienza el reingreso para impactar en su objetivo.
Interceptar un misil intercontinental es un desafío logístico, pero con un sistema de alerta temprana y el despliegue de misiles antibalísticos, es posible calcular la trayectoria de la amenaza y neutralizarla. Por ello, un segundo componente de esta competencia fue apostar a la cantidad para incrementar la posibilidad de un ataque exitoso. Los acuerdos START que firmaron ambos gobiernos en 1991 limitaron la cantidad de armas que cada país podía poseer a 6 mil cabezas nucleares y 1,600 misiles intercontinentales.
El tema sorprendente sobre la prueba reciente del Gobierno de China es que el cohete supersónico no se lanza en una trayectoria parabólica, sino que asciende a una altura menor, pero en lugar de dirigirse directamente a su objetivo, orbita la Tierra, lo que hace más difícil anticipar su trayectoria porque, además, al volar más bajo que un ICBM los radares tienen menor capacidad para detectarlos oportunamente.
El gobierno chino negó que se tratara de una prueba militar, sino que se trataba de un prototipo de cohete reutilizable, pero diversas fuentes militares y de inteligencia estadounidenses han confirmado que se trató de una prueba que, si bien falló en su objetivo por alrededor de 20 kilómetros, muestra que el programa bélico chino está mucho más avanzado de lo que se creía. Además, el lanzamiento se realizó de manera secreta. “No tenemos idea de cómo lograron esto” fue una de las declaraciones de las autoridades que evidencia el gran paso que esto significa en la carrera con China.
Entre China y EU aún existe una brecha gigantesca entre las capacidades militares totales —para muestra, el gasto militar de China es casi una tercera parte del que EU gastó, 252 billones de dólares contra 778 billones en 2020—, pero la velocidad con la que avanzan estas nuevas tecnologías que tienen como trasfondo la carrera espacial y militar, así como el descubrimiento reciente de más de 200 silos de misiles intercontinentales que China está construyendo y el incremento de las hostilidades en el disputado mar del Sur de China, ponen de manifiesto que las tensiones militares no harán más que crecer, pues no hay ningún instrumento legal de contención entre ambas potencias.