La corrupción siempre se da en redes, pero en algunos casos una sola persona puede convertirse en el centro de múltiples redes que permiten articular grandes esquemas de corrupción. En el caso de Venezuela, uno de los nodos principales alrededor de la corrupción del régimen es Alex Saab, un empresario colombiano de origen libanés que próximamente será extraditado a Estados Unidos y es señalado como el principal prestanombres del régimen de Nicolás Maduro.
Por las calles de Venezuela hoy hay grafitis y afiches pegados con la imagen de un hombre blanco, de pelo largo y mirada penetrante, junto con frases como “No lo han podido doblegar” o “Libertad para el diplomático, compatriota luchador”. Se trata de Alex Saab, quien hasta hace un tiempo era un perfecto desconocido, pero que hoy es colocado por el régimen de Maduro como un héroe nacional que ha sido víctima del imperialismo yanqui.
Saab se encuentra detenido en una prisión de Cabo Verde, al noroeste de África, en donde después de agotar todos los recursos judiciales, se ha determinado que es procedente su extradición a Estados Unidos. Su paso por la isla africana fue casi fortuito, pues el jet en el que viajaba se detuvo ahí para cargar gasolina mientras iba de camino a Irán, en donde tenía pendiente una serie de reuniones para continuar con un esquema de triangulación de crudo venezolano a cambio de gasolina iraní.
Estos viajes y arreglos no eran una cuestión extraordinaria para Saab, pues su función dentro del régimen de Nicolás Maduro era ayudarlo a esquivar y darle la vuelta a las sanciones que pesan sobre Venezuela para poder comprar bienes necesarios para el régimen. En el proceso, que involucraba múltiples empresas fantasma, transacciones a paraísos fiscales y negociaciones secretas en más de 30 países, Saab intercambió en el mercado negro lo mismo petróleo crudo que lingotes de oro para que el régimen venezolano pudiera tener materiales de construcción, alimentos, combustibles, carbón, pipas para agua, divisas y todo lo que se ofreciera. Incluso México formó parte de las redes de Saab, pues es conocido que desde 2016 varios grupos de empresarios y políticos comenzaron a vender carbón, aluminio y hasta productos alimenticios de mala calidad y con sobreprecios que entraron ilegalmente a Venezuela para formar parte de las cajas CLAP, un programa social de Maduro para combatir el hambre de su población.
Es entonces muy claro por qué el régimen de Nicolás Maduro ha saltado a querer convertir a Saab en un mártir, pues de ser el principal prestanombres y negociador del régimen, que en muchas ocasiones lo llegó a colocar con más poder que diversos secretarios de Estado, podría convertirse en la pieza principal con la que, desde Estados Unidos, queden al desnudo las múltiples redes y hechos de corrupción que han permitido que el régimen de Maduro se sostenga. No es fortuito que el tema aparezca alrededor de las negociaciones que hoy tiene el régimen con la oposición en México: temen que se conozca la dimensión de su corrupción y se dificulte la posibilidad de demandar impunidad total.