Hay un país en el que se está discutiendo con amplia intensidad la relación que debería de existir entre el Ejército y las fuerzas policiales. Los que antes eran opositores, pero hoy son un gobierno que se reconoce de izquierda, ganaron las elecciones con una propuesta controversial que pretende comenzar a implementar: trasladarán a la Policía fuera del control de los militares, pues las funciones de ambos cuerpos son tan diferentes que no pueden ni deben estar bajo el mismo techo. El país —naturalmente—no es México. Se trata de Colombia.
Unos días antes de tomar posesión como el nuevo Ministro de Defensa del gobierno de Gustavo Petro, el abogado Iván Velásquez Gómez declaró con firmeza: “La salida de la Policía del Ministerio de Defensa es ya una decisión tomada”. Ésta fue la misma frase que la revista colombiana Cambio utilizó para titular su entrevista con el ahora funcionario, pues sin lugar a dudas hay un amplio interés en esta discusión. Desde 2021 Petro ya había declarado textualmente: “La Policía Nacional debe salir del Ministerio de Defensa” y a partir de ese momento se convirtió en una promesa de campaña.
Hay otras frases interesantes de la entrevista antes mencionada que capturan la perspectiva de este nuevo gobierno de izquierda. Por ejemplo: “Yo creo que hay que darle una prioridad importante a la cultura de la transparencia en el gasto en el Ministerio de Defensa. Entiendo que la seguridad nacional requiere que existan unos gastos reservados, que no todo pueda ser de manera abierta y pública. Pero entiendo también que se ha abusado bajo el pretexto de la seguridad nacional para impedir transparencia en el gasto en el Ministerio de Defensa”. El nuevo gobierno no sólo busca hacer más transparente al Ejército, sino que también ha prometido reducir el presupuesto militar, que actualmente es 3.4% del PIB de Colombia, así como desmantelar al Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad).
Todo esto porque una palabra se utiliza siempre alrededor de este debate: impunidad. Y es que el motivo principal para promover la salida de la fuerza policial de la esfera del Ejército es que las fuerzas armadas se encuentran en el centro de un debate por el constante uso excesivo de la fuerza contra los civiles, que ha terminado incluso en el asesinato de protestantes pacíficos, como sucedió en el gobierno previo de Gustavo Duque y que alimentó las múltiples manifestaciones contra su gobierno. Para implementar la voluntad del nuevo presidente por la “Paz Total” después de los graves conflictos que se han vivido en Colombia contra los cárteles de la droga, la guerrilla y los grupos paramilitares, se apuesta por transformar a la Policía en una fuerza que parta, en primer lugar, del respeto a los derechos humanos y el cumplimiento de la ley, por lo que tendrán que desmilitarizarla. Fuera de las manos del Ejército, la Policía Nacional estará a cargo de los civiles. Al menos ésa es la intención del gobierno. Habrá que ver si pueden lograrlo.