La figura de Donald Trump en la cultura colectiva estadounidense es tan amplia y ubicua como paradójica, pues lo mismo aparece en una escena de la película de Mi Pobre Angelito, que en miles de memes con sus exageradas expresiones durante sus discursos políticos o a mitad de un ring de lucha libre lanzándose a golpes contra el CEO de la famosa compañía WWE. Si la trillada frase de que no existe tal cosa como la mala publicidad puede aplicarse a alguien, es a él.
El evento histórico de Trump convirtiéndose en el primer expresidente de Estados Unidos imputado y llevado a juicio por cargos criminales palideció ante su consecuencia más importante: todo el Partido Republicano ha caído rendido nuevamente ante su figura y se ha entregado de lleno a su defensa, relanzándolo como el político más importante de la derecha y avivando su popularidad. Cuando se especulaba sobre la posibilidad de que la candidatura presidencial republicana del 2024 pudiera ser peleada por otros políticos que han levantado la mano, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, este evento ha sido y seguirá siendo utilizado por el magnate para hacerlos a un lado. En lugar de que la idea de sentarlo en el banquillo de los acusados pueda perjudicarlo, Trump se encargará de aprovechar cada segundo de atención pública.
El propio Trump quería un espectáculo público para enviar un mensaje a sus seguidores y tener una caminata hacia el estrado en lugar de una imputación privada durante las horas tranquilas de la noche. Por eso desde semanas antes había repetido la noticia (falsa) de que sería arrestado y pedía a sus partidarios manifestarse, lo cual indudablemente elevó la atención sobre el caso y, dicho y hecho, le permitió volver a tener todos los reflectores para escenificar su mejor personaje: el de víctima.
En una encuesta realizada por Morning Consult a finales de marzo, 82% de los votantes registrados afirmó haber oído hablar sobre el voto de un gran jurado de Manhattan para acusarlo de cargos relacionados con los pagos a Stormy Daniels. A pesar de que la mayoría de los estadounidenses está de acuerdo en que las acciones de Trump fueron ilegales, existen diferencias partidistas cuando se trata de qué hacer al respecto.
Una encuesta de The Economist/YouGov de principios de abril mostró que 69% de los encuestados piensa que es un delito no informar sobre los gastos de la campaña en los pagos realizados para mantener en secreto un tema y afectar el resultado de una elección. Sin embargo, existe una división por identificación partidaria: 90% de los que votaron por Biden en 2020 piensa que es un delito, mientras que sólo 54% de los que votaron por Trump en 2020 piensa lo mismo.
A pesar de las acusaciones y las investigaciones que ha enfrentado, Trump ha mantenido un fuerte apoyo entre sus seguidores. En una encuesta de Reuters/Ipsos publicada el 3 de abril, 48% de los republicanos afirmó que apoyaría a Trump para presidente, a pesar de la acusación. Además, la encuesta indica que el apoyo a Trump ha aumentado a raíz de este caso penal. El espectáculo y la controversia como medio para hacer política, sin importar el tema, son un buen negocio.