La ironía romántica y el chiste

COLUMNA INVITADA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

“En la ironía, todo tiene que ser broma y todo seriedad, todo tiene que ser sinceramente abierto y profundamente simulado”.

(Friedrich Schlegel).

A propósito de los cínicos -me he ocupado de Antístenes extensamente en La función social de la esquizofrenia- Vladimir Jankélévitch escribe: “Los cínicos, esos provocadores que escandalosamente transforman el A pesar en Porque y hacen de la objeción una razón adicional llegan al colmo de la paradoja por la vía de la provocación” (La ironía, 1964).Y continúa: “La misma paradoja es una ironía o, mejor, una irrisión (¿o acaso no es irrisorio que el infinito necesite de aquello que lo desmiente?)”.

Según el discípulo de Bergson, la paradoja, que es una ironía, mueve a risa. Este mismo aspecto, el señalado por la tensión desplegada en el espacio abierto entre lo finito y lo infinito, entre lo subjetivo y lo objetivo, lo ideal y lo real; entre el instante en acto y el infinito en potencia, la parte y el todo; este es, ni más ni menos, el campo de operaciones de la Frühromantik (primer romanticismo alemán). Se trata, entonces, de una operación delimitada por la potencia y el acto, y las relaciones posibles entre ellos.

El primer romanticismo alemán -“el único”, dirán algunos- se sitúa en los últimos años del siglo XVIII y reúne prácticamente sus producciones y manifiestos más importantes en la revista Athenaeum, fundada por los hermanos Schlegel, Friedrich y August. En ella han participado las figuras más importantes del movimiento: Novalis, Schelling, Hülsen, Schleirmacher entre otros. Según Phillipe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy, el romanticismo alemán es Athenaeum.

De hecho, cuando nos disponemos a realizar una búsqueda de las principales referencias de la Frühromantik, todos los caminos conducen a Friedrich Schlegel, a su hermano August, a Novalis y a otros autores cuyas producciones, siempre fragmentarias -característica ineludible del romanticismo-, nos remiten a la revista fundada por los hermanos en 1798, ya que, aun cuando los textos hayan sido producidos con anterioridad, han visto la luz en ese período de poco más de dos años durante el cual estuvo activa Athenaeum.

El romanticismo alemán

De los diversos aspectos de la Frühromantik, con la finalidad de señalar su tipo particular de ironía, centro mi análisis en el romanticismo literario. De hecho, los intereses de los Schlegel y de los otros integrantes del movimiento eran principalmente literarios. Por fuera de estos intereses, los románticos mantenían su polémica y sus enfrentamientos con lo que podríamos llamar la filosofía del idealismo, representada principalmente por Hegel, por supuesto.

Del grupo de Athenaeum, fue Friedrich Schlegel quien tenía una concepción fuerte de la ironía, articulada a la poética y a un elemento fundamental, sin el cual es imposible pensar en un romanticismo alemán: el Witz (chiste). Al leer los desarrollos románticos sobre el Witz -que me interesa particularmente para caracterizar un tipo irónico- comprendemos la fuerza de la valoración freudiana: ellos, los románticos, se han ocupado en primer lugar de los verdaderos problemas.

En cuanto a la ironía de F. Schlegel que, como decía, es la que da los rasgos característicos de dicha noción en la Frühromantik, encontramos diferencias en el interior y también fuera del movimiento. Respecto de este último caso, tal vez la crítica más severa, que utilizo como modo de aproximación indirecta a la concepción romántica, la haya producido Hegel.

El filósofo suabo, notoriamente refractario a la noción de ironía por lo inestable que ella introducía en todo intento de conceptualización, presentaba además objeciones metodológicas a la pretensión de los irónicos románticos de hablar de filosofía o de política. Si bien Hegel no congeniaba en casi nada con los intelectuales y críticos autodenominados “Nueva escuela”, el punto de mayor distanciamiento de ellos estaba representado por las aspiraciones socio-políticas del movimiento de Athenaeum.

Hegel considera intolerable que un procedimiento como la ironía inunde el campo intelectual y vuelva todo inasible, incomprensible. El enrarecimiento del lenguaje, la conciencia obnubilada por la inconsistencia de todo lo que la ironía toca le resulta inadmisible.

La idea, que parte de lo estético pero que, en un programa llevado adelante principalmente por F. Schlegel, buscaba un contexto de aplicación político fundado sobre la desarticulación entre idea y figura, resultaba intolerable para el espíritu analítico del suabo. Para éste resultaba aceptable, en cambio, la concepción de la ironía de Ferdinand Solger quien, por oposición a Schlegel -a quien le interesaba principalmente mantener la tensión surgida de la inadecuación entre idea y figura, entre lo finito y lo infinito, entre la potencia y el acto- propiciaba una concepción conciliatoria de los opuestos en la ironía, considerándola una herramienta espiritual y religiosa, para acceder, por medio del arte, a manifestaciones de lo divino. Notemos en este punto cierta familiaridad con los desarrollos de Søren Kierkegaard sobre Don Giovanni de Mozart (1845).

La ironía como forma de vida

En este sentido, no en el plano de la creación literaria sino en el plano de la vida -“la ironía como forma de vida”, dirá Jankélévitch un siglo después- la ironía devenía también una herramienta cuyo distanciamiento intrínseco propiciaba el pasaje saltatorio de un estatuto subjetivo a otro. Dicho de otro modo, la ironía permitía una perspectiva diferente y superadora de la prescripta por el orden establecido. En otro lugar, junto a Vanina Muraro, a propósito de los desarrollos de Diarios de un seductor y de Los estadios eróticos inmediatos o lo erótico musical, hemos trabajado extensamente sobre el modo irónico de intervenir en el plano sensual (Las tragedias del deseo).

Como señalaba, uno de los aspectos más importantes de la ironía romántica, presente principalmente en las elaboraciones de F. Schlegel, es la tensión entre aspectos diversos, entre representaciones distintas. Algunos ponen el acento en la relación de oposición entre los elementos en tensión (Ferrater Mora, por ejemplo). Al respecto, en la traducción de los Fragmentos de Athenaeum publicada por la Editorial Marbot de Barcelona leemos: “Una idea es un concepto perfecto y acabado hasta la ironía, una síntesis absoluta de antítesis absolutas, la alternancia que se genera a sí misma constantemente de dos pensamientos en conflicto”. He aquí una clave importante: la ironía romántica acentúa la inconstancia de la tensión generada por dos pensamientos en pugna respecto de contenidos diversos.

Nótese que la tensión, la inestabilidad no necesariamente está jugada entre opuestos, sino entre un pensamiento y otro. Al respecto, Jankélévitch escribe: propio de la ironía es la tensión entre un pensamiento y no necesariamente su opuesto, sino entre él y otra cosa. La apertura propiciada por la ironía es máxima: se trata de tensión e incomodidad -eso que molestaba tanto a Hegel- entre una cosa y alguna otra de todas las posibles. En este sentido, la ironía es una manifestación de la contingencia, considerada en los términos de Santo Tomás, tal como la evocaba en mi columna del 22 de julio pasado en este mismo Diario.

En La función social de la esquizofrenia (2020) y todavía antes en La elección irónica (2012) me he ocupado extensamente de la ironía y de su relevancia clínica para pensar la transferencia de los sujetos esquizofrénicos y la maniobra correlativa por parte del analista en tales casos.

* Martín Alomo es Psicoanalista. Doctor en Psicología. Magíster en Psicoanálisis. Especialista en Psicología Clínica. Docente del Doctorado en Psicología y de la Maestría en Psicoanálisis (UBA). Codirector de la Maestría en Psicopatología (UCES). Entre otros libros, ha publicado Vivir mejor. Un desafío cotidiano (Paidós 2021); La función social de la esquizofrenia. Una perspectiva psicoanalítica (Eudeba 2020); Clínica de la elección en psicoanálisis. Vol. I y II (Letra Viva 2013); La elección en psicoanálisis. Fundamentos filosóficos de un problema clínico (Letra Viva 2013). La elección irónica. Estudios clínicos sobre la esquizofrenia (Letra Viva 2012).

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