Banamex, no te calientes granizo

GENTE DETRÁS DEL DINERO

Mauricio Flores<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Mauricio Flores*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Desde finales del año pasado han menudeado versiones, noticias, chismes y rumores acerca de que ya se vendió Banamex, de que no se vendió, que ya merito, pero más tarde o que ya concluyó el proceso en el que desde principios del 2022 se involucró el grupo Citi y los ejecutivos a cargo de Jane Fraser. Sin embargo, lo único cierto es que hay un proceso de valuación en curso que aún no ha concluido por más que se le queman las habas tanto al propietario de Grupo México, Germán Larrea, pero también al gobierno mexicano para mostrar la transacción como “otro logro de la Cuarta Transformación”.

La gran expectativa que hay en torno a la venta de la banca comercial de uno de los grupos financieros más grandes del país permite darle cierto toque de verosimilitud a todas las versiones. Pero la única hoy cierta –ventilada por directivos de Grupo México a Axis Negocios– es que el proceso sigue. Y de ello, como aquí se mencionó el mes pasado, se desprende que Larrea y sus socios siguen interesados en la compra, pese a que el proceso se pueda extender tanto como hasta pasadas las elecciones presidenciales del 2024 y en pleno ocaso del poder de Andrés Manuel López Obrador.

La opción de colocar en Bolsa las acciones de Banamex como sugirió en marzo la presidenta de Citi fue una señal en que no pretenden acelerar la negociación con Grupo México, pues una Oferta Pública Inicial de acciones significa dejar a la puja de cientos de inversionistas el precio final (y por tanto del beneficio) de una transacción cuyas estimaciones han bajado considerablemente en 15 meses: del valor estimado pasó de 15 mil millones de dólares en enero del 2022 a poco más de 6 mil millones de dólares hasta abril pasado.

Incluso, salir a colocar en Bolsa un porcentaje de acciones tras la venta a Grupo México implicaría que el nuevo propietario de Banamex (cómo siempre sucede en las OPIs) se lleve el raspón inicial al reducirse el valor de las acciones en sus manos.

Así que nadie coma ansias por ver la venta de Banamex y que Germán Larrea se convierta en banquero.

Llega Estrategia Misión Cero a Puebla… y más. Desde hace cinco años, Cemex desarrolló la iniciativa Estrategia Misión Cero que tiene por objetivo reducir a cero los incidentes viales y lesiones graves por hechos de tránsito mediante un modelo colaborativo que implementa soluciones a problemas de siniestralidad vial al mejorar la infraestructura para peatones y ciclistas de manera prioritaria, adecuando de manera planificada las vialidades e incrementando los señalamientos.

Esto se ha instrumentado en diversos puntos de la Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara… y ahora llega a Puebla, en colaboración con el alcalde Eduardo Rivera. El ayuntamiento de Puebla y la empresa representada por el vicepresidente de asuntos corporativos de Cemex México, Carlos Garza, implementan una iniciativa que se apoya en la sensibilización y capacitación de las personas mediante cursos, talleres e intervenciones de señalización en la vía pública. Y en este caso, Cemex México también donará decenas de árboles de su vivero (donde produce 75 individuos anualmente para colocar en diversos puntos del país) para reforestar en las áreas verdes de la capital poblana.

Bonos MexCat, se fue, se fue… se fueron. Pues ya no jaló la recompra de bonos MexCat para reducir los pasivos por cuatro mil 200 millones de dólares –derivados de la cancelación del NAIM de Texcoco–, que se pagan con la Tarifa Única Aeroportuaria (TUA) captada en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México: el plan era recomprar entre 600 y 700 millones de dólares a fines del 2022 aprovechando la reducción de sus precios de mercado y que existían remanentes presupuestales para ello.

Pero, por alguna razón, la subsecretaría de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a cargo de Juan Pablo de Bottom, decidió que esos dineros debían ir a otros objetivos, y se pasó la oportunidad de generar un ahorro sobre un bono que se paga para una obra que ya no existe. Hoy, el precio está nuevamente alto por la recuperación que muestra el tráfico aéreo y los bonistas, de tontos, venderían pesos a tostones.

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