Al histórico Instituto Mexicano del Seguro Social IMSS, ahora a cargo de Zoé Robledo, le tocará la ingrata tarea de iniciar la absorción del primer gran fracaso sexenal, el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, pero sin gozar las mieles de un eventual éxito pues al sumarse al IMSS-Bienestar, se tratará de una estructura tan grande que necesariamente requerirá un director propio…, que bien podría ser el mismísimo arqueólogo Juan Ferrer.
El intento mexicano de formar con una reforma de ley (aprobada al vapor por la mayoría oficialista que ni siquiera estableció los andamiajes presupuestales mínimos) un solo sistema de salud pública coincidió con un indicador y un hecho muy relevante: el Index Best Healtcare in the World 2023 ubica a México en número 29 de 89 naciones, debajo de Suecia y en empate técnico de Estados Unidos.
El indicador desarrollado por la CEOWorld Magazine, al mando de Amarenda Bhushan Dhiraj, pondera la calidad de infraestructura hospitalaria, recursos humanos, políticas públicas, disponibilidad y calidad de medicamentos, costos, así como el entorno ambiental y acceso a agua potable. El primer lugar lo tiene Corea del Sur, en segundo sitio Taiwán y en tercero Dinamarca.
O sea que, para llegar a un sistema de salud danés en año y medio, el IMSS e IMSS-Bienestar tendrían que remontar 26 sitios para llegar a la excelencia internacional. Eso no va a pasar, no ahora y probablemente, conforme las consideraciones de los expertos en economía de la salud, como Oscar Flores Fernández, el instrumentar adecuadamente el nuevo IMSS-Bienestar puede llevar de 7 a 12 años.
Pero lo que ya es un hecho es que la Comisión Federal de Prevención de Riesgos Sanitarios, a cargo de Alejandro Svarch, busca homologar estándares de control no con esos países, bueno, ni con EU o Canadá…, si no con Cuba y Colombia: ayer firmó la “Declaración de Acapulco” para crear una Agencia de Medicamentos de América Latina y el Caribe.
Bueno, conforme al indicador Best Healtcare in the World, Colombia está en el número 35 de calidad de sus sistemas de salud, y Cuba ni siquiera figura en la medición… y eso que el último lugar lo ocupa la Venezuela de Nicolás Maduro.
Vaya, mientras que la Federal Drugs and Food Administration, a cargo de Robert M. Califf, busca promover el nearshoring farmacéutico con México, Svarch y el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, tratan de homologarse con la dictadura de Miguel Díaz-Canel y con Colombia, donde el presidente Gustavo Petro acaba de pedir la renuncia de todo su gabinete.
Chale.
¿Y la lana del Insabi? No es poco lo que recibía el Insabi (cariñosamente apodado “Quiensabi”) cada año, 107 mil millones de pesos de los cuales cerca de 80 mil millones son para compra de medicamentos para clínicas y hospitales de Sedena, Semar, de algunos estados, ISSSTE, Pemex, de los institutos de alta especialidad e incluso del IMSS. ¿Quién va a realizar las compras ahora? ¿Se recuperará el antiguo mecanismo ―el del Seguro Popular― que instrumentaba un grupo de 300 expertos del Seguro Social, o se le encargará ese mecanismo de compra a Alejandro Calderón Alipi que ya lo realizaba en el Insabi?
Si alguien diseñó un mecanismo fallido de compra de insumos médicos y provocó un desabasto de 30% a nivel nacional, fue Calderón Alipi.
Tal funcionario dio paso a un esquema opaco de adquisiciones y discrecional, que encareció las compras en cerca de 20% real, que hizo extensivo discrecional en precio y volumen las adquisiciones “de emergencia”, y con la manga ancha para introducir medicinas sin registro sanitario de países lejanos a través de asignaciones directas. Pero su cercanía con la familia presidencial, permitió a Calderón Alipi mantener el cargo. Y es imposible que repita en el IMSS-Bienestar.
Y vaya, para rematar, el Insabi deja una deuda de 10 mil millones con laboratorios, extranjeros, nacionales y proveedores diversos. ¿Quién se hace cargo de esos “muertos” y sigue con las compras ya pactadas para el suministro 2023 y 2024?
Que le rasquen: Adán Augusto. Ahora que Andrés Manuel López Obrador está por regresar a las mañaneras, vale recapitular el papel del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, tuvo en estos días. Y es que esta semana se le cuestionó a López Hernández sobre una presunta investigación en la que se señalaba a dos de sus colaboradores de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena y José del Carmen Castillo, que están relacionados con grupos delincuenciales. Ante ello, López Hernández exhortó a cualquier persona o institución que posea pruebas contra dichos funcionarios que denuncie a la brevedad ante las instancias judiciales.