Noviembre 13, la tragedia que no fue

GENTE DETRÁS DEL DINERO

Mauricio Flores&nbsp;<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Mauricio Flores *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Hago votos porque nunca se haga realidad. Este columnista no quisiera tener la información que va a narrar y poner en contexto: el 13 de noviembre pasado los vuelos 149 de Volaris y el 383 de Aeroméxico se toparon casi de frente en su acercamiento al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México sobre la zona de Mixcoac, San Ángel y San José Insurgentes; sólo la entrada en funcionamiento del TCAS (Traffic Alert and Collision Avoidance System) evitó una tragedia que hoy estaríamos lamentando…, un incidente que aún es minimizado por los Servicios de Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano, a cargo de Víctor Hernández.

Las imágenes a las que tuvo acceso quien esto escribe (y que están disponibles en mi cuenta de Twitter) muestran a detalle la cercanía de ambos vuelos y cómo, de último momento, desviaron sus trayectorias, teniendo el vuelo de Volaris —la firma que dirige Enrique Beltranena— que cambiar su trayectoria hacia el AICM para buscar un nuevo espacio para aterrizar. Hay voceros oficiosos que aseguran nunca hubo riesgo de colisión, que había 200 metros de distancia de altura entre ambos aparatos…, pero, ojo, esa distancia se cubre en menos de dos segundos a la velocidad de aproximación a tierra.

Hasta el 10 de noviembre pasado había documentados 24 incidentes de aviación conforme la Cédula de Recomendación de Seguridad Operacional (CR-SMS 01/21), firmado por el controlador Gustavo Alcalá. Pero ese tipo de incidentes, producto del “rediseño del espacio aéreo del Valle de México”, no parecen amainar; al contrario, tienden a crecer, ello al parecer por el desapego a las normas de la organización internacional de aviación civil que regula los rediseños de espacios aéreos, así como la implementación de procedimientos PBN (Performance Based Navigation) del que hablan en Seneam.

Ningún accidente es un evento fortuito, es la sumatoria de incidentes que en determinadas condiciones generan situaciones que aumentan exponencialmente sus efectos. Entre ellos se podría agregar que, conforme a los documentos que empiezan a circular, los contralores más allegados a la actual administración trabajan hasta 17 extenuantes horas —por los cobros extra— que llevan al agotamiento al personal

En el incidente que no derivó en tragedia el mes pasado, nos informan, estuvo involucrada como operadora Rubí Ramírez Torres —que se encontraba aún en capacitación— y que tenía en ese momento por instructor a un agotado Esteban Aguilar Rodríguez que en sólo unos meses fue promovido a ese elevado rango. Vaya, Rubí Ramírez viene a ser la cuñada de Arely Gallardo Arteaga (jefa del Centro de Control México), quien a su vez está casada con su jefe Alejandro Valdés. En ese momento crucial los pilotos eran atendidos por dos controladores distintos en dos frecuencias distintas, ello derivado del rediseño del espacio aéreo recién estrenado…, y por ellos los pilotos carecían de conciencia situacional de ese evento. El TCAS operó, pero no es lo normal.

Ojalá esté equivocado.

Le dejaron 1.40 pesos a Sandra Cuevas. No están ustedes para saberlo ni yo para contarlo, pero que cuando le entregaron las cuentas de la Alcaldía Cuauhtémoc a Sandra Cuevas, la alcaldesa entrante se topó con que le dejaron un peso con 40 centavos, una cifra escandalosamente baja para una de las alcaldías que generan más recursos de la capital. Por cierto, los ingresos autogenerados (cobros por entrada a parques, espacios deportivos y baños sanitarios en mercados públicos) en la anterior administración se registraban en 3 mil pesos diarios… pero en el primer día de Cuevas se registraron 50 mil pesos de autogenerados. Vaya, vaya.

AT&T, 5G y la Carabina de Ambrosio. Sí, ajá, la compañía que encabeza Mónica Aspe, será la primera en operar servicios 5G. Y eso sólo porque hace una semana conectaron 50 teléfonos con ese servicio. Vaya, AT&T primero debería mejorar su servicio a clientes (cuyas deficiencias y cobros son motivo de numerosas quejas ante la Profeco, de Ricardo Sheffield) y sobre todo, estabilizar su servicio 4G que por ahora es deficiente en diversas zonas urbanas.

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