Decenas o, probablemente, cientos de miles de dosis inyectables de paracetamol importado —Tempra, según el nombre popular aquí adoptado— serán destruidas por orden de la Secretaría de Salud, a cargo de Jorge Alcocer, conforme a los oficios girados en los últimos días por la Comisión Federal de Prevención de Riesgos Sanitarios, a cargo de Alejandro Svarch.
El paracetamol de aplicación intravenosa es fundamental para enfrentar episodios críticos de fiebre y dolor…, pero, el año pasado, mediante compras orquestadas por el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, se adquirió el producto en lejano oriente.
Sí, importado de India y Paquistán para “acabar con la corrupción” de los laboratorios y distribuidores médicos instalados en México. Pero el paracetamol asiático apareció turbio en su envase y no cristalino, como establece el canon sanitario; por ello, en diversos hospitales públicos se negó su aplicación…, pero, en otros, se aplicó al no existir ninguna otra solución antipirética y analgésica. Hoy se desconoce cuántas de esas dosis se aplicaron y menos cuáles hayan sido sus efectos secundarios (que pueden provocar la muerte).
La subsecretaría de Salud, a cargo de Hugo López–Gatell, desoyó las quejas y alertas emitidas desde las instituciones públicas; resultaba un peligro aplicar el fármaco adquirido en los últimos y desesperados intentos del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar —que llevó el hoy subsecretario de Salud, Juan Ferrer— por enfrentar el desbasto por ellos mismos provocado.
Así que, tardíamente, se decidió destruir los lotes del paracetamol importado. Y más que ser una acción de prudencia por parte de la Secretaría de Salud (de ser así, lo hubiese destruido muchos meses atrás), pinta a un intento desesperado para dar carpetazo al asunto.
Pero ese intento está topando con pared: de acuerdo con el protocolo de la propia Cofepris, una condición indispensable para destruir medicamentos es cuando éstos están caducos, pero mucho del paracetamol inyectable asiático sigue con vigencia, administrativamente es inviable su destrucción masiva por las responsabilidades presupuestales que significa.
Una auténtica pesadilla autoinducida, pues. Y considerando que la Secretaría de Salud y Cofepris acaban de autorizar la libre importación sin protocolo alguno de tratamientos para cáncer, dolor y antibióticos, es muy grande el riesgo de importar nuevamente porquería peligrosa…, y que se mantengan impunes los actos contra la salud pública.
El extraño caso de Allegiant-Viva. No queda clara la razón por la cual el Departamento de Transporte de Estados Unidos, que encabeza Pete Buttigieg, decidió posponer indefinidamente la autorización de la alianza entre Allegiant, de Maurice Gallagher Jr., y VivaAerobus, de Roberto Alcántara, menos con un argumento tan extraño como “prácticas monopólicas” en la asignación de slots (horarios-espacio para despegue/aterrizaje) en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, cuando las aerolíneas estadounidenses han sido las menos afectadas por la reciente reorganización y reducción de dichos slots. Sí, el AICM, a cargo del vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño, está saturado desde 2014 y redujo de 62 a 54 las operaciones por hora en horario fijo y ahora es factible que se reduzcan a 46 por la enorme saturación de pasajeros en las terminales 1 y 2.
Pero las aerolíneas de EU y, en general, las foráneas acataron las normas de saturación operativa sin chistar, pues su afectación fue mínima.
Aún no es posible saber a qué responde directamente la presión del Departamento de Transporte de EU, y menos afectando el ánimo de cooperación entre dos aerolíneas privadas, pero no pinta nada bueno. Tal vez sea que no quieran mudarse al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles aún.
El barco del huachicol. Como ya les conté, el barco Gran Senegal de la naviera Grimaldi encalló desde la semana pasada frente a las costas de Yucatán. La Coordinación General de Puertos y Marina Mercante dependiente de la Secretaría de Marina, que comanda el almirante Rafael Ojeda, ya declaró el salvataje del navío y la carga, al mismo tiempo que la Procuraduría Federal de Protección Ambiental, que lleva Blanca Alicia Mendoza, se quitó las lagañas y estableció un embargo al enorme buque de 210 metros de longitud por daños al arrecife de Sisal.
La cuestión, ahora, es contestar cómo es que un buque que salió de Altamira fue a dar a Yucatán si su destino estaba en la costa Este de Estados Unidos…, y que, conforme con los mapas de radar, siguió la ruta del llamado huachicol para diésel marino.