Brown: la elección de Biden

STRICTO SENSU

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Durante su campaña para la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden prometió que, de existir alguna vacante en la Corte Suprema durante su administración, propondría a una mujer afrodescendiente para cubrirla. El reciente anuncio del retiro de Stephen Breyer, el integrante con mayor edad (83 años) y más de 27 como magistrado, abrió la posibilidad para que el presidente cumpliera su promesa hecha siendo candidato.

La jubilación de Breyer resulta oportuna para Biden, pues le permite hacer una propuesta mientras su partido mantiene una exigua mayoría en el Senado, misma que podría perder en las elecciones de noviembre. La decisión del decano de la Corte intenta evitar que se repita lo sucedido en 2020 con la muerte de Ruth Bader Ginsburg. Si ella se hubiera retirado durante la administración Obama, habría permitido que el presidente demócrata propusiera un remplazo más liberal. Su muerte por problemas de salud a los 87 años hizo posible que Trump nombrara como sucesora a Amy Coney Barrett, jurista identificada con las ideas conservadoras.

A lo largo del mes pasado Biden realizó consultas con los senadores demócratas pertenecientes a la comisión de justicia, así como con algunos senadores republicanos. La Casa Blanca informó que el presidente se encontraba revisando los expedientes de varias abogadas que cumplían con el perfil esbozado durante su campaña. El 11 de febrero, Biden declaró que analizaba cuidadosamente las trayectorias de algunas personas a fin de cerciorarse que no hubiera en ellas elementos que las descalificaran. Sin que el presidente hubiese revelado algún nombre, en los corredores políticos se especulaba que entre las candidatas se encontraban las juezas de distrito Ketanji Brown Jackson y J. Michelle Childs, así como Leondra Kruker, magistrada del Tribunal Superior de Justicia de California.

El 25 de febrero la incógnita se despejó: la nominación presidencial recayó en la juez Brown quien podría ser la primera mujer afrodescendiente en ocupar un asiento en la Corte. Posee unas credenciales académicas impecables pues es graduada con honores de la Universidad de Harvard, de cuya revista fue editora. Tiene una amplia experiencia en la judicatura federal: entre 1996 y 2000 fue secretaria en un juzgado de distrito y en un tribunal de apelaciones en Massachusetts, así como en la Corte Suprema. En ésta última estuvo adscrita precisamente en la ponencia de Stephen Breyer. Fue defensora pública un par de años y entre 2010 y 2014 fue vicepresidenta de la Comisión de Sentencias, órgano judicial encargado de emitir las guías para el cumplimiento de las sentencias federales. En 2012 fue propuesta como juez de distrito en Washington D.C., posición que ha desempeñado hasta ahora. Brown sería la segunda persona afrodescendiente en integrarse al máximo tribunal (la primera es Clarence Thomas, propuesto en 1991). Atendiendo a su edad (nació en 1970), Brown ocuparía su lugar en la Corte por varios decenios, preservando la proporción actual de seis magistrados conservadores y tres liberales. Seguiremos atentamente su comparecencia ante la comisión de justicia del Senado.

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