El artículo 97 constitucional señala que el Pleno elegirá entre sus miembros al presidente de la Suprema Corte. A medida que se aproxima el fin de 2022, aumenta la expectativa en torno a quién de los integrantes del máximo tribunal será el sucesor del ministro Zaldívar, cuyo periodo concluye el próximo 31 de diciembre.
Los 11 ministros participan en la votación para determinar quién ejercerá la presidencia de enero de 2023 a diciembre de 2026. Sin embargo, las posibilidades de encabezar el Poder Judicial Federal difieren entre unos y otros. La norma referida en el párrafo anterior prohíbe la reelección inmediata, razón por la cual el ministro Zaldívar está imposibilitado de repetir en el cargo. Además, dado que su nombramiento de 15 años termina en noviembre de 2024, es completamente inviable que vuelva a presidirla. Una situación similar es la del ministro Aguilar. Si bien no le es aplicable la prohibición para reelegirse de inmediato, pues fue presidente entre 2015 y 2018, su nombramiento concluye al mismo tiempo que el ministro Zaldívar, lo que le impide volver a ocupar la presidencia. El ministro Pardo también está descartado, pues su nombramiento concluye en febrero de 2026. Los restantes ocho integrantes del Pleno tienen posibilidad de ocupar la presidencia. No obstante, hay dos togados que, de no ser elegidos en la primera sesión de enero de 2023, perderán la oportunidad de presidir la Corte más adelante. Se trata de los ministros Gutiérrez y Pérez Dayán, cuyos nombramientos terminan a finales de 2027, por lo cual les estaría vedado buscar la presidencia después. Ellos enfrentan la disyuntiva del ahora o nunca, mientras que los otros seis tienen la posibilidad de ser presidentes a futuro.
La novedad en el proceso sucesorio se relaciona con la equidad de género. Es indudable que la posibilidad de brindar a mujeres y hombres las mismas oportunidades ha avanzado considerablemente en la Judicatura Federal. Sin ir más lejos, el jueves pasado se dieron a conocer los ganadores del más reciente concurso de oposición para designar magistrados de Circuito: la lista de los 66 vencedores está integrada por 33 mujeres y el mismo número de hombres. El hecho que en el Pleno haya cuatro ministras incrementa la probabilidad de que, por vez primera en su historia, el máximo tribunal sea encabezado por una mujer. No puede perderse de vista que, a excepción de la ministra Piña (que recibió su nombramiento en 2015), las otras tres togadas iniciaron su encargo en los últimos cuatro años. La posibilidad de que la presidencia recaiga en las ministras Esquivel, Ortiz o Ríos sería no sólo contrario al arraigado predominio masculino en la Corte, sino también a un derecho de antigüedad (no escrito), que supone que los nuevos ministros deben esperar un cierto tiempo antes de buscar la presidencia del máximo tribunal. ¿Se atreverá el Pleno a desafiar las tradiciones? A principios de enero se despejará la incógnita.