El Estatismo histórico es el estudio y la creación de una historia que se construye y establece desde la visión del Estado, el cual autoriza cuales son los valores dominantes que habrán de utilizarse para determinar qué es y que no es lo histórico. No por esto desestima a la Historia sino más bien, toma ciertos hechos o acontecimientos que considera significativos y establece las normas y criterios para su difusión oficial.
Sobre el Estatismo Histórico han escrito autores importantes, investigadores de renombre ocupados por reflexionar sobre las ventajas y consecuencias que esto provoca ya que cuando se ha llevado al extremo, el Estatismo Histórico genera estereotipos sobre la cultura propia y sobre las otras culturas. Dos de los estudiosos de estas materia han sido Ranajit Guha (1923- 2023) y Dipesh Chakrabaty, el primero con el libro Las voces de la historia y otros estudios subalternos y el segundo con la obra La idea de provincializar Europa. Las dos obras resultan de especial trascendencia para analizar el presente y el futuro de nuestras sociedades, pero igualmente para revalorar el poder que tiene el Estado sobre la tutela de la educación, mismo que ejerce para imponer una “Visión de Estado”. En los libros percibimos la conformación imperativa del mando que determina qué hechos y objetos históricos se revelan o no para la formación oficial de la gente.
Este documento es valioso porque aporta las distintas posibilidades que se tienen de la concepción y comprensión de los procesos de construcción de las sociedades, con base a la visión de un Estado. Esto a su vez aporta una posibilidad diferente de investigar las “voces” de los “otros” y de elaborar líneas distintas de estudio. La idea principal gira en torno a reconocer y conocer la influencia del pensamiento europeo en sus procesos de dominación no sólo desde la visión eurocéntrica, sino tomando en cuenta la experiencia y el pensamiento también de los intelectuales de las “colonias”, demostrando que una y otra se nutren generando nuevas formas de pensamiento. Existe ya en ellos la idea de “desmitificar” la ideología (en este caso de dominación de la visión Eurocéntrica) separando las tradiciones analíticas y hermenéuticas en las ciencias sociales y estableciendo con ello varias conexiones.
Considero que la cuestión central de las dos obras y que resulta esencial para comprender ciertas problemáticas modernas, es que ambos son enfáticos en incluir la visión de los “otros”. En el caso de Guha, reconoce la importancia de la visión de los dominados y deja en claro la relación que existen entre uno y otro, al mismo tiempo que brinda un lugar central a sus aportaciones entendiendo el “todo” como el “todo” y no el “todo” como una parte fraccionada.
En este mismo sentido Chakrabaty subraya la trascendencia de reconocer la influencia del pensamiento europeo en sus procesos de dominación y de tomar en cuenta la experiencia también de los intelectuales de las “colonias”, demostrando que una y otra se nutren generando nuevas formas de pensamiento.
Cobra especial valor la visión de Guha en la posibilidad del “otro”, en este caso de adquirir voz desde lo que no es oficial para generar una narrativa histórica no sólo desde el estatismo histórico, sino desde la idea de la integración global asumiendo la universalidad como una fuerza y riqueza cultural que puede evitar una ruptura social y salvaguardar la memoria colectiva.