El camino herido para Claudia

GENTE COMO UNO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Imagen: La Razón de México
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Se termina una semana tensa en México, desde el poder legislativo de donde emanaron protestas de estudiantes, negativas al diálogo, paros de trabajadores del poder judicial, desvelos y diversas presiones políticas, denunciadas por legisladores desde distintas trincheras.

Trabajadores del Poder Judicial se manifiestan frente al Senado para mostrar su inconformidad en contra de la reforma  judicial, ayer.
Trabajadores del Poder Judicial se manifiestan frente al Senado para mostrar su inconformidad en contra de la reforma judicial, ayer.Foto: Cuartoscuro

Sin pudor se manifestó la emergencia por parte de la bancada de Morena en el Congreso, para aprobar la Reforma Judicial, porque es la última voluntad del Presidente que se va; la instrucción es concedérsela y celebrarlo con la borrachera de poder que les invita su aplastante mayoría.

Afuera de la “sede alterna” —y hasta del otro lado de las fronteras— el clima para muchos es de desconcierto, desconfianza, temor y las preguntas son muchas. ¿Qué está pasando en México? y desde adentro, ¿Qué va a pasar?

La Presidenta electa estuvo ausente la mitad de la semana, unos días de “descanso” que avisó que tomaría, pero desde donde se dio el tiempo para pronunciarse, desde su cuenta de X y felicitar “a las y los diputados por la aprobación de la Reforma al Poder Judicial”.

Seguramente mirando, desde la paz del asueto, su pista de aterrizaje al poder peligrosamente agrietada, con un antecesor que bien pudo dejarle un camino llano y un clima cálido, como el que él recibió en 2018, pero que optó por minarlo con bombas expuestas, antes de irse a “La Chingada”… en Chiapas.

Vaya reto, el que le deja López Obrador a la primera mujer presidenta. Hasta como violencia política de género podría considerarse el incendio que le hereda, provocado por su prisa por pasar a la historia como el presidente más popular, aunque quién sabe qué tan justo resulte el juez que los juzgue y cómo se interprete mañana, la historia que hoy se está escribiendo.

Y es que tantas interpretaciones podrá tener, como las que ha tenido en las últimas semanas nuestra repentinamente “confusa” Constitución. Otra mina en el camino de la Dra. Sheinbaum.

Anticlimático resultó, por decir lo menos, el documento que circuló en la semana, elaborado por la Universidad de Stanford y el centro de análisis e intercambio Político, Diálogo Interamericano (con sede en Washington), que considera la reforma aprobada como “una amenaza directa a la independencia judicial, (que) ponen en peligro los derechos de las minorías y son contrarias a los estándares internacionales sobre la independencia e imparcialidad del poder judicial”.

Cabe recordar que Claudia Sheinbaum, sensible a la tormenta que podía aproximarse, pidió el 27 de agosto pasado no apresurar las cosas y abrir el debate para “cuidar la etapa procesal”.

Pero no sería la primera vez que el Presidente de México hiciera oídos sordos a la petición de una mujer, aún si se trata de su sucesora en el poder, quien merecía esa señal de autoridad frente al pueblo que en tres semanas gobernará. Mal síntoma, peores consecuencias.

Una de ellas es la temblorina del súper peso, el que fuera la gran medalla del sexenio que termina y que en los últimos días pasó a ser la segunda divisa que más perdió frente al dólar, cotizando ya arriba de los 20 pesos, presionado por la coyuntura y con una amenazante tendencia al alza.

¿Es Claudia la que consiga recuperar la confianza de inversionistas extranjeros que advierten hoy en México incertidumbre para sus negocios y la posibilidad de ver rotos los acuerdo comerciales establecidos en el pasado?

Al menos así lo expresó el llamado de la congresista estadounidense Katherine Tai, representante Comercial de Estados Unidos, a tomar “medidas urgentes ante estos movimientos…”.

Mientras continúa la “pausa diplomática” con Estados Unidos y Canadá, que AMLO fijó a solo 5 semanas del inicio del gobierno de Sheinbaum. De tal modo que la fractura de esta relación diplomática y comercial, también tendrá que repararla quien no la provocó.

Porque la falta de inversiones en México es el boquete que menos necesita un Gobierno que además ha basado su popularidad en los programas sociales, que indiscutiblemente han beneficiado a millones de mexicanos, pero que necesitan de éstos y otros recursos para seguir respirando.

Así como los que se necesitan para terminar los megaproyectos que fueron promesa de este sexenio, pero ¿con una deuda pública de 15.4 billones de pesos (5 billones más de lo que AMLO recibió en 2018); y un crecimiento económico de 0.8% promedio anual?… entre otros “pendientes”…

¿Qué necesidad había de apresurar guerras intestinas y hacerle a la futura Presidenta una llegada tan complicada? Contra lo que debía de ser un parteaguas positivo en la historia de México, en un clima de paz…