Claudia, entre temblores y huracanes

GENTE COMO UNO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

En tres días México tendrá una nueva Presidenta. Este primero de octubre se llevará a cabo la toma de posesión de Claudia Sheinbaum quien será para la historia, la primera mujer en ocupar la silla presidencial en nuestro país.

Elementos de seguridad se resguardan durante una balacera  en Culiacán, Sinaloa, el sábado pasado.
Elementos de seguridad se resguardan durante una balacera en Culiacán, Sinaloa, el sábado pasado. ı Foto: Cuartoscuro

A diferencia de anteriores transiciones —de códigos políticos elementales— donde el predecesor se volvía discreto en su retirada, para permitir a la próxima persona al mando instalarse en la imagen pública y brillar, el paso de estafeta para la doctora Sheinbaum no ha sido tan generoso.

El tema de la lista de invitados a su toma de protesta, diplomáticos y “de honor” —sugeridos y palomeados por su popular predecesor—, ha levantado polvaredas donde ya no las había, y ni qué decir de los “desinvitados”…

Claudia Sheinbaum, paciente y solidaria, ha aceptado heredar rencillas tan ajenas como absurdas, por poco lúcidas, y será ella a quien le toque reparar este otro cristal roto “por un gobierno del pasado”…

Así que, entre temblores y huracanes, en sentido real y figurado, Claudia Sheinbaum llegará a su cita histórica con la silla presidencial. México la recibe con la esperanza que inspira, al menos, su probada seriedad académica y su rigor sobre resultados, aunque también la recibe un México lastimado por la naturaleza —y por su propia naturaleza—.

Guerrero es el mejor ejemplo de las dos heridas, con el paso de John que llegó como para llevarse lo que Otis hubiera dejado pendiente, por encima del huracán de la violencia que en aquella entidad, está de planta hace ya demasiados años.

La nueva mandataria de la República Mexicana iniciará el capítulo que le reservó la historia en una ciudad amurallada, a consecuencia de las promesas incumplidas en los últimos seis años, con la memoria de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.

Claudia merecía una plaza del Zócalo limpia, como la que le tocó a su antecesor para celebrar su fiesta, pero a ella le va a tocar llegar a limpiar ésa y otras tan sucias como Sinaloa.

Allá ahorita no se celebra, ni esa fiesta ni ninguna otra; ni las fiestas patrias, ni siquiera el mismísimo concierto de Luis Miguel, cancelado a fuerza de las circunstancias en Culiacán y Mazatlán, para terminar de apagar la luz en el ánimo de sus habitantes.

La Embajada de Estados Unidos en México emitió esta semana una alerta Nivel 4 sobre Sinaloa, advirtiendo a sus ciudadanos “no viajar” para allá, a causa de los eventos violentos, muertes, desapariciones, bloqueos y enfrentamientos, donde no sólo criminales han perdido la vida, como ha insistido su gobernador —ya prácticamente invisible—.

Después del operativo fallido para capturar a Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias El 27, presunto jefe de seguridad de Los Chapitos, Rubén Rocha Moya informó que “3 de los civiles agresores” habían sido “reducidos”.

Lo que no informó, es que uno de esos civiles era sólo un padre de familia. Juan Carlos Sánchez Palacios de 34 años, maestro de la Universidad Autónoma de Occidente, perdió la vida cuando intentaba resguardar a su esposa y a su hija de sólo 8 meses, del gas lacrimógeno que inundó su hogar, ubicado en el mismo edificio donde se encontraba El 27, quien sí logró escapar…

La información difundida por el gobernador después de los hechos, menciona el resguardo de un menor de edad, y se trata de la hija de Juan Carlos, por quien su familia y amigos hoy claman justicia, sin que las autoridades se hayan pronunciado de forma oficial hasta ahora.

El 25 de septiembre pasado en Sinaloa fueron localizadas sin vida al menos 10 personas, que fueron asesinadas en Culiacán y Concordia, el mismo día que México alcanzó la cifra de los 198 mil 722 homicidios dolosos, ocurridos durante el sexenio que termina, de acuerdo al registro de TResearch. El más sangriento de la historia.

Esa cuenta se reinicia a cero este martes y la tarea en ese terreno para la nueva Presidenta es titánica. Porque la estela de sangre y dolor es larga, y el peso de la responsabilidad que implica la esperanza que millones de mexicanos tienen depositada en su próximo Gobierno, es muy grande.

México tiene mucho que recomponer, empezando por la paz. Claudia Sheinbaum tiene mucho que limpiar y reordenar; ella representa en todo sentido la cuenta nueva y la oportunidad, de significar la calma después de un devastador huracán…

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