La justicia en Oaxaca tiene diarrea

GENTE COMO UNO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Es verdad que la impartición de justicia en una entidad de nuestro país, no deba de medirse a partir de la fotografía de un solo caso, pero hay casos tan emblemáticos y sintomáticos de la enfermedad de la corrupción, que terminan por estigmatizar el estado de los derechos.

María Elena Ríos, durante la marcha del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo pasado.
María Elena Ríos, durante la marcha del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo pasado.

Eso es lo que sucede en el estado de Oaxaca con el caso de la saxofonista María Elena Ríos, quien a casi 4 años de su ataque con ácido, sigue encontrando obstáculos burdos en un proceso de justicia que no ha hecho más que revictimizarla una y otra vez. Y lo volvieron a hacer.

Yo estuve en Oaxaca, a principios de este año, en casa de los padres de la saxofonista y sentada detrás de la puerta que limitaba una habitación con otra donde la joven, desde una computadora presenciaba aquella audiencia histórica que la mantuvo más de setenta horas luchando contra un juez parcial y violento contra ella, que claramente intentaba con de-sesperación encontrar argumentos para beneficiar a la defensa de su presunto agresor. Yo estuve ahí. Yo lo escuché.

¿Quién en Oaxaca está detrás de Juan Antonio Vera Carrizal, que quiere impedir a toda costa que la joven quemada con ácido en el 80 % de su cuerpo no reciba la justicia y la reparación del daño

que merece?

Ésa es la pregunta que siempre flota en el aire y pareciera que todos los involucrados en el caso, —y hasta en la calle— conocen el nombre y apellido que contiene la respuesta, pero nadie se atreve a mencionarlo, tienen miedo.

“Esa es gente muy mala y muy peligrosa”, me dijo un político oaxaqueño, refiriéndose al tiradero con el que se fue a encontrar Santiago Nieto, siendo titular de la UIF, el día que se trasladó a Oaxaca para intervenir en el caso, congelando los bienes de Vera Carrizal, en aquella conferencia de prensa en la que el entonces fiscal general del estado, Santiago Vasconcelos, se mantuvo con el semblante descompuesto. ¡¿Cómo olvidarlo?!…

Quienes pensaron que con el cambio de administración en esa entidad, las condiciones también cambiarían en materia de justicia, se equivocaron.

Los que en campaña le prometieron justicia a la joven saxofonista, le mintieron y esta semana lo volvieron a demostrar, luego de que las autoridades aplazaran nuevamente una audiencia intermedia, “porque uno de los cinco imputados tiene diarrea”.

Se trata de la misma audiencia que se ha pospuesto en más de una ocasión, impidiendo culminar con el proceso que inició en septiembre de 2019, luego del ataque que dejó a la saxofonista con el 80% del cuerpo quemado y un rosario de muestras de impunidad.

Suspendida esta audiencia, María Elena pierde de nuevo la esperanza de avanzar en su defensa, cuando tenía la posibilidad de que las pruebas reunidas para integrar la carpeta de investigación fueran aceptadas y con ello finalmente se consiga la condena ejemplar larga-

mente perseguida.

La incansable defensora de María Elena Ríos, la Dra. Cristal González, señala que de acuerdo al Código Penal, se deben de obtener de 70 a 80 años de prisión para el responsable del ataque.

La reparación del daño es otro asunto toral de este caso, en el que se consiguió el embargo de bienes del presunto victimario y una base del monto aproximada de 80 millones de pesos. Pero la sentencia reparatoria se ve nuevamente

muy lejos.

María Elena Ríos y su defensa hace mucho tiempo que debían de tener una fecha de juicio en la que puedan presentar a los jueces, las pruebas que han recopilado, y que el equipo de los agresores ha buscado detener a toda costa.

Alegando que al ser una defensa “nueva”, desconocen el contenido de la carpeta, aun cuando tienen más de un año —febrero 2022— con la información en su escritorio, en lo que se conoce como descubrimiento probatorio.

A lo largo de este caso, Juan Antonio Vera Carrizal, señalado como el autor intelectual de la agresión a la saxofonista —inexplicablemente a veces— ha conseguido ampararse al menos en 11 ocasiones, con los mismos argumentos.

Incluso un juez, Teódulo Pacheco —quien finalmente fue retirado del caso— llegó a considerar el arraigo domiciliario para el presunto agresor.

La defensa de María Elena Ríos apeló y consiguió que una de las salas del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca reconociera el peligro de dejar al acusado sin medidas cautelares, vulnerando nuevamente la seguridad de la saxofonista.

Fue así que se consiguió mantener la prisión preventiva oficiosa del presunto atacante, pero el camino hacia la justicia en este caso sigue lleno de piedras, que, aunque sean de humo, resultan inescalables.

Entonces, así vemos donde está realmente la diarrea…

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