Era jueves 18 de enero y circulaba por la autopista México-Querétaro alrededor de las 7 de la mañana, cuando un automóvil interceptó su camino. Presuntamente bajaron del coche hombres armados que abrieron fuego y lo mataron. Era un chofer transportista.
Ese mismo día se difundió un video, en redes sociales y grupos de WhatsApp, que advertía de otro intento de asalto a un tráiler en la autopista Orizaba-Puebla y el audio que circuló en medios locales es aterrador:
“Nos paró la rata, creo que le echaron una bomba a esta madre, echaron una pinche bomba a la caja, a la segunda caja, voló la puerta y todo un desmadre hizo”, se oye decir a un hombre mientras muestra el humo que sale del vehículo.
La estadística nacional señala en promedio 38 asaltos diarios a transportes de carga, cometidos durante el 2023. El 86% de ellos están reportados con violencia grave.
Datos de la Fiscalía General de la República y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, reportaron, el año pasado 13 mil 848 de estos incidentes, a nivel local y federal, lo que representa un aumento del 4.6% con respecto a 2022 (que registró 13 mil 220 asaltos).
Según la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada e Industria Satelital, mayo de 2023 habría sido el mes más letal para los transportistas de carga, con 732 asesinatos.
Es por eso que esta semana se realizó una movilización en distintos caminos del país, la más grande fue en la carretera México-Querétaro, que coincide con el mayor número de incidentes registrados en el centro del país.
Los focos rojos se identifican particularmente en el Estado de México y Puebla; pero también en Hidalgo, Veracruz, Guerrero, Jalisco, Ciudad de México, Oaxaca, y San Luis Potosí.
La exigencia es simple: Seguridad. “Nos están matando” era la frase pintada en las pancartas que desfilaban durante la movilización, que denunciaba no solo asesinatos, sino secuestros y extorsiones contra este sector.
Esta situación de violencia representa un duro golpe a la industria de transporte y productos, que tan solo en 2022 reportó pérdidas —por el robo al autotransporte— por cerca de 7 mil millones de pesos, según cifras de la Confederación de Cámaras Industriales.
Es una problemática que alcanza también a otros rubros, como el de las aseguradoras, para quienes resulta claramente inconveniente en estas condiciones, adquirir el compromiso de asegurar vehículos de carga y en muchos casos han optado por negarles el servicio.
Parte del drama de esta situación es que el afectado final resulta ser el consumidor, pues en estas condiciones de inseguridad, se encarece el traslado de los productos y por ende, su precio en el mercado.
De acuerdo a la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada e Industria Satelital, entre lo más robado están los abarrotes, con el 31% de los incidentes, seguido del acero (27%), calzado (15%), perecederos (3%) y medicamentos (2%), porque esas mercancías son las más fáciles de colocar en el mercado negro.
La misma asociación advierte que, el robo de carga se ha convertido en una forma de financiar actividades del crimen organizado, que además se valen de estrategias tecnológicas, el llamado jamming, para realizar estos atracos con dispositivos de interferencia para bloquear las señales de rastreo y así evitar que las mercancías sean localizadas.
Las empresas, cámaras, organizaciones y asociaciones están pidiendo que se refuercen los operativos de seguridad, con presencia de autoridades en los tramos de mayor riesgo, que están plenamente identificados, así como los horarios que tienen registrados como los más vulnerables (de 06:00 horas a 12:00 horas y de 18:00 horas a 24:00 horas).
Actualmente, la Asociación Nacional de Transporte Privado y la Cámara Nacional de Autotransporte de carga, coinciden en que se tiene un déficit de 50 mil conductores aptos en el país para satisfacer la demanda de los traslados.
En la manifestación del miércoles pasado, las autoridades interceptaron a la caravana y una comitiva fue recibida por la Secretaría de Gobernación, como ha ocurrido con muchos otros grupos que demandan seguridad, pero sin una respuesta clara hasta el momento.
Mientras tanto, la violencia e inseguridad en las vías carreteras de México sigue provocando la salida de muchos conductores y trabajadores del sector, quienes abandonan la industria por miedo y quedan sin empleo, con tal de salvar su vida.
Un tentáculo más del crimen y la violencia que nos amenaza, por tantos flancos, a prácticamente todos los mexicanos.
