Contaminado y contaminante proceso electoral

GENTE COMO UNO

Mónica Garza<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Mónica Garza*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Que si quitan los pendones de unos candidatos, que si los vuelven a colgar, que si pegan la cara de un candidato encima de la de otro, que si esperan a la media noche para hacer lo que unos ya han llamado “vandalismo electoral”...

Da igual. Todo es basura electoral que nunca debió existir. Es contaminación en toda su expresión, empezando por la contaminación visual. Claramente nadie ha entendido nada de las experiencias anteriores, ni del problema que atraviesa México en materia de basura.

Más de 44 millones de toneladas de residuos urbanos se producen aquí cada año.

De éstos, siete millones son plástico de los que se recicla menos del 8 por ciento y eso incluye al muy contaminante proceso electoral.

Las elecciones de 2021 estuvieron marcadas por la pandemia que obligó a la gente a encerrarse y eso hizo que los políticos llevaran sus mensajes a las redes sociales, donde ganó celebridad el Tiktok.

Pensaríamos que después de esa experiencia y en este 2024 donde la hiperconectividad reina, ya no hubieran tenido que llenar las calles de pendones, lonas y mantas... Pero lo hicieron de nuevo.

Desde hace meses, la Fundación por el Rescate y Recuperación del Paisaje Urbano advertía que el 2024 sería un año electoral donde los involucrados invertirían “hasta el último centavo que encuentren a la publicidad en exteriores para hacer ruido”.

Propaganda electoral en un puente de la colonia Anzures de la capital mexicana, el 22 de marzo pasado.
Propaganda electoral en un puente de la colonia Anzures de la capital mexicana, el 22 de marzo pasado. ı Foto: Cuartoscuro

La FRRPU estimó que sólo en la Ciudad de México se podrían acumular 25 mil toneladas de residuos de propaganda electoral, lo que equivale a 5 veces más de lo que se generó en las elecciones federales de 2018.

Dicha fundación subraya que la publicidad aumenta hasta un 30% en épocas electorales, porque además ocurre en espacios no permitidos como postes, árboles o paredes de ca- sas particulares.

Esta misma semana la organización internacional Greenpeace se pronunció al respecto haciendo un llamado con tres peticiones básicas:

1. Hacer público el informe que se exige a los partidos políticos y coaliciones en el Reglamento de elecciones del INE, sobre los materiales utilizados en la producción de la propaganda electoral.

2. Tener un plan de reciclaje de la propaganda electoral utilizada, esencial para garantizar que no se convierta en basura.

3. Calcular y hacer pública su huella plástica, es decir, la cantidad de materiales de propaganda electoral impresos hasta ahora, así como un compromiso para reducir esta cantidad de materiales a imprimir en al menos 75% en las semanas que restan de campaña.

Lo anterior es una ley que los partidos deben cumplir.

La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales dicta en su artículo 212, que los partidos políticos, precandidatos y simpatizantes están obligados a retirar su propaganda electoral de precampaña, por lo menos tres días antes del inicio del plazo para el registro de candidatos y candidatas.

El artículo 209 de la Ley Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales establece que toda la propaganda política impresa deberá ser reciclable y debe fabricarse con materiales biodegradables y sin sustancias tóxicas que puedan resultar nocivas para la salud o el medio ambiente y obliga a presentar un plan de reciclaje para la propaganda que usen en campaña.

Pero los vacíos legales son el paraíso de los contaminadores electorales...

En la Ciudad de México, la Ley de Residuos Sólidos fue reformada en 2019 y desde 2021 quedaron prohibidos los plásticos de un solo uso, “excepto los que sean compostables”.

Así se buscó eliminar bolsas, tenedores, cuchillos, cucharas, palitos mezcladores, platos, popotes, globos, vasos y sus tapas, charolas y otros productos. La norma acota que la lista es “enunciativa más no limitativa”...

¿No sería entonces más responsable que dicha medida se aplicara a la propaganda electoral, cuya característica es ser de plástico de un solo uso?...

Hay poco más de 98 millones de personas en la lista nominal del INE hasta el corte de febrero pasado; de ésas, son casi 47 millones los votantes que tienen de 18 a 39 años, es decir, prácticamente la mitad (48%).

Basta con asomarse a estos datos y contrastarlos con los de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares que hace el INEGI, para entender que en México, 93 millones de internautas están entre los 18 y 34 años.

Eso quiere decir, que van viendo más su celular, que los postes, los puentes y las bardas en las calles. Entonces, ¿era necesaria tanta basura electoral para generar mayor “conocimiento” de los candidatos ?...

Una cosa sí ha quedado clara en este proceso electoral, que cualquier discurso sobre el cuidado del medio ambiente en boca de cualquier candidato, después de tanta contaminación en las calles con sus caras, tendrá poca, muy poquita credibilidad...

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